-Experiencia de Cristo en clave mariana-
I N T R O D U C C I Ó N
Estos esquemas intentan ofrecer un itinerario del seguimiento de Jesús. No son una biografía de Jesús, porque no es posible delinearla y realizarla. Tampoco una Cristología. Se trata de cuadros o estampas de la vida de Jesús que jalonan su misión y el camino del discipulado. Se ha tenido una cierta impresión, no ciertamente refleja, como si el seguimiento de Jesús acabara en la Cruz o en la sepultura (recuérdese la tan arraigada práctica popular del Via Crucis). Y esto ha marcado un talante y un estilo de vivir y experimentar el evangelio y la existencia cristiana. Tanto es así que esta realidad ha quedado reflejada en los nombres dados a los lugares santos de Jerusalén. Para los cristianos occidentales, cuando peregrinan a Jerusalén, el lugar preferente de sus visitas es el «Santo Sepulcro» del Señor. En cambio, para los cristianos orientales (especialmente ortodoxos) el mismo lugar es la «Santa Resurrección» del Señor. Esta diferencia de nomenclatura revela una diferencia importante del enfoque y experiencia de nuestra fe. Por eso me ha parecido bien ampliar y ofrecer estos cuadros de la existencia y misión de Jesús como paradigma de todo discípulo suyo. Hay una coincidencia básica con la también muy extendida práctica del Rosario (Breviario del pueblo o Evangelio al alcance del publo)) pero ampliada hasta abarcar el momento final en que la historia terminará y sólo quedará la eternidad feliz para los hombres, así como aspectos importantes más intensificados del ministerio de Jesús o la reflexión sobre el Misterio Pascual y la Persona y actuación del Espíritu Santo.
Se pretende ofrecer una ayuda de reflexión, experiencia cristiana y oración para quienes se sientan atraídos con especial interés. Para ello se ofrecen una serie de textos al comienzo del enunciado de cada cuadro para que su lectura sosegada ilumine la reflexión que ha de descender al compromiso de la vida, a la petición abierta y universal y a la actitud de acción de gracias.
Los creyentes seguimos a Jesús Resucitado y glorioso que ilumina todo el itinerario de la vida y de la misión de Jesús. Este pensamiento lo recoge Lucas en el relato del encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús: «Jesús les dijo: ¡Qué lentos sois para comprender y cuánto os cuesta creer lo dicho por los profetas! ¿No tenía que sufrir el Mesías todo esto antes de entrar en su gloria?» (Lc 24,25-26). En adelante ya sólo se puede y debe hablar del camino de la Cruz y de la Luz, porque la meta marca e interpreta el proceso a seguir y la meta de Jesús es la gloria definitiva a la derecha del Padre. Todo lo demás ha de ser interpretado desde ese final glorioso. Y ese es el destino de todos sus discípulos y de todos aquellos hombres de buena voluntad que guiados por su recta conciencia caminan, comprometidos con sus hermanos los hombres, hacia un futuro feliz en el Reino de Dios. Sólo así tiene sentido el camino jalonado de sufrimientos, paradojas, desprecios de la persona humana y aparentes contradicciones.
Estos esquemas pueden ayudar a reflexionar en días de silencio y retiro tanto comunitario como personal, ya que se ofrece abundante palabra de Dios que pueda apoyar esa reflexión. Con ello se consigue el hábito de la lectura y amor a la Palabra de Dios viva y eficaz.
Algunos pensamientos recogidos de la Marialis Cultus del papa Pablo VI: “El rosario (o la corona) ha sido llamado “compendio del Evangelio” (Pío XII). La índole evangélica del rosario se ve claramente en cuanto saca del Evangelio el enunciado de los misterios y las fórmulas principales (n. 44). “Y se ha observado también cómo la triple división de los misterios del rosario, no sólo se adapta estrictamente al orden cronológico de los hechos, sino que sobre todo refleja el esquema del primitivo anuncio de la fe y propone nuevamente el misterio de Cristo de la misma manera que fue visto por san Pablo en el celeste “himno” de la carta a los Filipenses: humillación, muerte, exaltación (Flp 2,6-11) (n. 45). “El rosario es oración de orientación profundamente cristológica” (n. 46). “Se ha sentido también con mayor urgencia la necesidad de recalcar, al mismo tiempo que el valor de elemento laudatorio y deprecatorio, la importancia de otro elemento esencial del rosario: la contemplación. Sin ésta el rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: ´Cuando oréis no seáis charlatanes como los paganos que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad´ (Mt 6,7). “Por su naturaleza el rezo del rosario exige un ritmo tranquilo y reflexivo, remanso que favorezca en quien ora la meditación de los misterios del Señor, vistos a través del corazón de aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelan su insondable riqueza” (n. 47).
1. DIOS ENTRE NOSOTROS.
1.1. Dios se hace hombre.
Textos: Lc 1,26-38; Jn 3,16-17; 2Sam 7,1-17; Flp 2,1-12; Jn 1,1-18.
Reflexión.
1) La Encarnación de la Palabra personificada de Dios ha venido precedida por una larga etapa preparatoria de la historia de la salvación. Una etapa en la que Dios reveló su proyecto utilizando una admirable pedagogía («synkatábasis» = “condescendencia” (San Juan Crisóstomo):
* Las promesas mesiánicas que alentaban la esperanza;
* La experiencia de la palabra profética consoladora;
* La experiencia de la Sabiduría para conducir al pueblo.
2) La reflexión se podría visualizar de alguna manera en la figura geométrica del triángulo:
Dios
María la humanidad.
La mirada ha de dirigirse, en primer lugar a Dios que toma la decisión del envío del Hijo con la fuerza del Espíritu Santo». Y luego a María, a la que se le pide su libre cooperación. Y, finalmente, a la humanidad que es la destinataria de este designio salvador.
3) ¿Por qué tomó Dios esta decisión en favor de los hombres? «Tanto amó Dios al mundo… (Jn 3,16s; 1Jn 4,7ss).
4) Don gratuito de Dios (por fidelidad a sí mismo): Dios no puede contradecirse ni negarse a sí mismo (Os 11; 2Tim 1,12-13).
5) Una Encarnación real (Hb 4,14-16): Dios cercano, inmerso en la historia de los hombres en todo, menos en el pecado.
6) Dios cuenta con la colaboración del hombre libre (supremo respeto de Dios a la libertad humana): ¿Cómo podrá ser esto? Pues no conozco varón. Sentido profundo de la pregunta de María.
7) La acción admirable del Espíritu Creador: «El Espíritu Santo vendrá sobre y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra».
8) El Hijo de María será el Hijo de Dios. Una nueva creación, obra de la Omnipotencia divina a través del Espíritu Creador.
9) Dios se toma en serio al hombre con todos los riesgos, menos en el pecado. Echó raíces en medio de su pueblo.
10) La Encarnación fruto del Espíritu Creador: comienza la nueva creación.
11) «Se despojó de su rango y se rebajó hasta hacerse uno de tantos» (Filipenses 2, 6-12).
12) La virginidad de María es necesaria para que el Espíritu pueda realizar la nueva creación. María y José serían, de este modo, los primeros consagrados libremente a la virginidad «por el reino de los cielos» y por la entrega a la misión de Jesús.
Compromiso:
¿Qué supone en mi vida contemplar que Dios ame de esta manera al hombre? tomar en serio a Dios y al hombre
Intercesión y petición:
Es el momento de dirigirnos al Padre común y rogarle por todos esos millones de seres por cuyo amor se hizo hombre.
Alabanza y acción de gracias.
Alabanza al amor de Dios, a su fidelidad, a su profundo respeto hacia el hombre. Una alabanza también en plural.
1.2. María peregrina a la montaña para servir.
(Alabanza divina y servicio fraterno)
Textos: Lucas 1,39-56; 1 Crónicas 15,1-29; 1 Corintios 13.
Reflexión.
En esta visión lucana del acontecimiento se subrayan valores muy estimados por el evangelista y que refleja a lo largo de su relato: la presencia del Espíritu Santo, la bendición de María y el fruto de sus entrañas, la exclamación de bienaventuranza. Este episodio ha de ser reflexionado en profundidad, porque recoge grandes realidades presentadas bajo el ropaje de un relato.
1) «Se puso enseguida en camino». María peregrina en la fe y en el servicio fraterno. María reflexionaba insistentemente.
2) El encuentro con Isabel: servicio y alabanza divina. Nunca se han de disociar. Unidos, el servicio adquiere su hondura y la alabanza la marca de su autenticidad.
3) Exclamación de Isabel movida por el Espíritu Santo, por el Espíritu profético que le ha revelado el misterio ocurrido en María.
4) El canto de las dos mujeres:
* Las palabras de Isabel:
a) Isabel declara «bendita» a María por el don recibido: la bendición es el contenido de la promesa hecha por Dios a los hombres (Gn 12,1ss); y Pablo afirmará: «a fin de que llegara a los gentiles, en Cristo Jesús, la bendición de Abraham» (Gl 3,14). María es «bendita» por el Hijo es Bendito e Hijo del Dios Bendito. Es bendita por lo que recibe.
b) Y «dichosa» porque ha iniciado un camino de fe por la aceptación de la palabra de Dios con su respuesta libre. Es dichosa por la fe prestada. Es dichosa por su aportación personal: «Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen».
* El cántico de María:
María proclama la grandeza del Señor por la manifestación de su poder, fidelidad y misericordia:
. El «Magnificat» es un cántico compuesto por los primeros cristianos bajo la acción del Espíritu Santo para celebrar la victoria de Dios en la Muerte y Resurrección de Jesús.
. Lucas lo atribuye a María, porque la salvación comenzó en la Encarnación. Y porque recoge admirablemente los sentimientos profundos de María.
* El cántico de Zacarías: «Benedictus«:
También compuesto a partir de la experiencia de Pascua y que recoge los grandes momentos de la intervención de Dios en la historia de la salvación: Patriarcas, profetas, Cristo.
Y todo se concentra en el «Sol que nace de lo alto» para iluminar a los que yacen en tinieblas y en sombras de muerte.
Compromiso personal:
Es necesario vivir siempre en actitud de servir y conectar vitalmente la alabanza divina y el servicio fraterno desinteresado.
Intercesión o petición: Por todos los que consagran su vida a servir a los demás a todos los niveles: material, cultural, espiritual.
Alabanza y acción de gracias.
Las palabras de Isabel, Magnificat, Benedictus.
1.3. Nacimiento del Salvador entre los pobres.
Textos: Lc 2,1-20; Mt 2,1-12; 2,13-23; Ga 4,1-7.
Reflexión.
1) Las circunstancias que rodean el nacimiento de Jesús son importantes:
* Deben dirigirse a Belén por orden de la autoridad romana;
* Este hecho histórico, impuesto por una autoridad pagana, coincide, misteriosamente, con las promesas mesiánicas que anunciaban que nacería en Belén (Miqueas).
* El nacimiento, además de ser un acontecimiento histórico, se presenta en un marco significativamente normal.
* Pero contiene una profunda significación teológica y salvífica.
2) Tomemos tiempo para la admiración y el asombro junto a María y José: ¡Cómo es posible que Dios siendo rico se haga talmente pobre y oculto, débil, indefenso y necesitado de todo!
3) Y los pastores no son un elemento poético.¡Son pastores! pobres, desposeídos, marginados y despreciados porque en aquel entonces eran sospechosos de ladrones, fraudulentos y en estado permanente de impureza legal. En definitiva, los parias de la sociedad.
4) Y Lucas resalta en su presentación reflexiva que fueron los primeros en acercarse a Belén al igual que ocurrió en la vida del ministerio de Jesús. Los últimos y los pecadores se sentían acogidos y comprendidos por Jesús. Esta realidad se retrotrae hasta la infancia como un preludio de lo sucedido en la vida de Jesús. Y justamente fueron los primeros en acercarse a la cueva de Belén atraídos por el anuncio: «¡Os ha nacido un Salvador, Cristo el Señor!. Y corrieron a Belén.
Son advertidos y guiados por los «ángeles», que son los instrumentos habituales de Dios en la historia de la salvación. Porque son judíos se utilizan los medios acostumbrados entre los judíos.
5) Luego serán unos magos y, además, paganos. !Magos y paganos! La magia era perseguida en Israel. Los magos son conducidos hacia Jesús a través de las señales de la naturaleza (la creación es un medio de llegar a conocer a Dios Creador y Bondadoso). Finalmente será la palabra de Dios la que les conduce a Belén donde está Jesús el Mesías y Salvador.
6) ¡Todos caben en la cueva!. Los que no caben en el corazón de los piadosos de Israel caben en la cueva del Mesías. Esta realidad invita a una profunda meditación.
7) «María guardaba todas estas cosas y las rumiaba en el corazón»: es la tarea que mantendrá toda su vida. En la vida de su Hijo todo es nuevo, a veces desconcertante, y María se entrega a la labor de la reflexión, de la profundización para madurar su fe.
Compromiso:
La pobreza voluntaria de Jesús invita a una vida austera y solidaria; a derribar muros de separación entre los hombres; a la confianza en la Providencia en una leal colaboración.
Petición:
Por los poderosos de este mundo para que sus proyectos sean siempre un servicio al bien común. Por las víctimas del desequilibrio del mundo: pobres, marginados, despreciados.
Alabanza: Gloria a Dios en el cielo.
1.4. El Mesías entra en su Templo: Presentación de Jesús.
Textos: Lc 2,21-18; Mt 2; Jn 2,13-22; Ml 3,1-5; Hb 9,11-14.
Reflexión.
1) María y José llevan al Niño al Templo para «cumplir con lo prescrito en la Ley de Moisés» (la voluntad de Dios). Siempre disponibles y abiertos a la Palabra de Dios que será la actitud permanente de toda sus vida.
2) Llevan a Jesús al templo. El Mesías llega a su templo. Según una profecía mesiánica el Mesías tenía que entrar en su Templo para purificarlo y volverlo a su dignidad de morada de Dios. Este episodio es un anticipo de lo que ocurrirá al final del ministerio de Jesús. Y ha de ser entendido desde esta perspectiva (Malaquías). Cristo Sumo y Eterno Sacerdote entrará en su Templo con la sangre de su Cruz (Carta a los Hebreos), pero hoy anticipa aquella realidad central para la vivencia del Misterio Salva- dor.
3) Encuentro con al anciano Simeón. Fue al templo movido por el Espíritu Santo que siempre dirigió la historia de la salvación desde sus orígenes.
* «Esperaba la consolación de Israel» (Is 40,1ss). Simeón representa a todos los que saben confiar en el Dios de las promesas: «Ahora Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz».
* Simeón reconoce, en una anticipación pascual, los grandes títulos de Jesús: es la Luz para todas las gentes y la Gloria de su pueblo Israel.
4) Palabras de Simeón sobre el Niño: «será una bandera discutida». Aquí tenemos un anticipo admirable de lo que será realmente la vida de Jesús cuando se manifieste al mundo por medio de su Palabra, de sus gestos y signos. Será una criba permanente (léase detenidamente Jn 7 y 8; especialmente Jn 7,11-13). Ante él habrán de decidirse los hombres si quieren participar en la oferta salvadora de Dios.
5) Finalmente hemos de dirigir la mirada a María: «Una espada le atravesará el alma». La espada del discernimiento permanente al que se verá sometida la Madre y que la irá conduciendo de su estado de Madre a su ser discípula acabada y la más perfecta de entre todos los discípulos de su Hijo. «Una espada de doble filo, la Palabra de Dios, que entra hasta lo profundo del alma y provoca el más radical discernimiento». En medio de las graves pruebas, María mantendrá siempre su sí y su fidelidad.
6) Huida a Egipto y regreso: Deben huir obligatoriamente. María y José con el Niño, emigrantes en país extraño. Una experiencia dolorosa de Jesús. Debe huir de su pueblo, como un día será re- chazado por su pueblo.
Compromiso:
Como piedras del Templo vivo cada cual ocupa un lugar y una tarea asignada (1Pe 2,4-10). Jesús, Luz y la Gloria, es el Centro que atrae toda la vida y tiene una Palabra que discierne.
Petición: Nuestra oración se hace ahora presente en medio de la ancianidad.
Alabanza: Nunc dimittis.
1.5. En búsqueda de Dios: Jesús en el Templo.
Textos: Lc 2, 41-50; Dt 30, 1-14; Jn 4,31-38.
Reflexión.
Los tres peregrinan hacia Jerusalén:
En la legislación judía se establecía que los judíos debían subir a Jerusalén tres veces al año para celebrar ante el Señor y participar en los dones de la salvación. Tres fiestas eran llamadas de «peregrinación»: Pascua (abril), Pentecostés (mayo-junio) y Tiendas (septiembre). Las tres coincidían con la época en que en Israel no llueve. Y cada una actualizaba un acontecimiento importante de la salvación: Pascua: la salida de Egipto; Pentecostés: la Alianza del Sinaí; Tiendas: la peregrinación por el desierto hacia la Tierra prometida.
Estaba así ordenado en la Ley del Señor (Deuteronomio 16).
María y José con el Niño ya adolescente realizan el camino. Jesús ya tiene la edad adecuada para ir a Jerusalén (12 años).
La mirada de la mente se dirige primero a Jesús.
Lo que será el centro de atracción de Jesús durante su ministerio, la realización de la voluntad de su padre, se anticipa ya a la infancia. De este modo este acontecimiento recibe toda la luz del comportamiento de Jesús en su ministerio. Jesús busca al Padre; busca la voluntad de su Padre: llevar adelante el proyecto salvador de Dios sobre los hombres pero en las condiciones que Dios mismo ha establecido. Jesús busca el Centro de su existir.
Pero también la mirada debe dirigirse a María y José.
Para ellos ha desaparecido temporalmente el sentido de su vida. Y buscan con inquietud, angustia y solicitud.
1) Es importante comprobar «que ellos no comprendieron la respuesta que les dio». Lucas insiste a lo largo de su evangelio en algo importante: ¡qué difícil es comprender a Jesús! (Lc 18,34). Pero María insiste y rumia todos los gestos y palabras de las que es testigo. Quiere adentrarse en la intimidad del misterio de Jesús y el Espíritu la acompaña delicadamente este proceso admirable.
2) Este episodio de la vida de Jesús está cargado de contenido. Ningún acontecimiento de la Infancia de Jesús puede ser contemplado infantilmente. Iluminados por la luz de la Pascua y por el Espíritu todos los episodios están cargados de profundo mensaje.
3) «Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivió sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón».
Esta actitud de reflexión y profundización en las Palabra de Dios y en los acontecimientos de Jesús es una característica permanente de María.
Compromiso:
El creyente en Jesús ha de ser un inquieto buscador del proyecto salvador de Dios para todos los hombres. María, con su actitud, nos urge la búsqueda, a no escandalizarnos cuando no comprendemos a Jesús o los planes de Dios.
Petición: Nuestra oración se hace inquieto requerimiento al Dios de la luz.
Alabanza.
Acción de gracias a Jesús porque nos ha marcado el camino de bús- queda que desemboca en la Casa del Padre.
2. LA VIDA DE SILENCIO, CRECIMIENTO Y MADURACIÓN DE JESUS
2.1. La vida familiar y social de Jesús.
Textos: Lc 2,39-40.51-52; Cl 3, 12-25; Tt 3, 1-3; 1Pedro 3,8-12; Salmo 127.
Reflexión.
Vida familiar:
Dios proyectó su vida y su ser en la creación, especialmente del hombre y de la mujer. Ambos reproducen y reflejan en el mundo lo que Dios es en sí mismo: unidad y comunión compartida. Uno y tres a la vez. La forma más adecuada que El estimó en su sabiduría fue la realidad del matrimonio y de la vida familiar: un solo matrimonio pero que se proyecta y se vive en comunidad de vida y de amor como fuente de vida, de felicidad y de amor. Ese proyecto fundamental se vive en el hogar der Nazaret de un modo acabado y ejemplar.
«El Niño crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en El». «Bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto y crecía» (Lc 2,39-40.51-52).
1) Jesús quiso vivir en el marco de un hogar como el resto de los miembros de su pueblo. Ese hogar cumplía con el proyecto de Dios sobre la familia (Dt 5,16; Sir 3,3-7.14-17a): una comunidad de vida y de amor en mutua generosidad y admiración.
2) Comunidad viva en que se cultiva constantemente el diálogo de las vidas, de los gestos, de las palabras y silencios elocuentes.
3) Jesús vivía con intensidad el ritmo, las dificultades, las riquezas y las carencias de las familias nazaretanas.
4) Rasgos más característicos: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión; sobrellevarse mutuamente y perdonarse (Cl 3,12-21; 1Pe 3,1-7).
5) Convivencia en la familia: acogida, tolerancia, solicitud, buscando siempre la edificación de los otros (Rm 14,1ss; Fl 2,1-7).
6) Significación simbólica: la estructura de la familia recuerda siempre la estructura de la Iglesia (Ef 5,22-6,4).
Relaciones sociales:
1) ¡Recuérdense las convulsiones que padecía Galilea!
2) Sus relaciones sociales se desarrollaron en una exquisita normalidad que respondían al marco que la propia Escritura indicaba.
3) Sin prepotencias, sin complejos, sin violencias: ama la paz creando un clima de sosiego, confianza y concordia.
4) La concordia y la convivencia pacífica no se lograrán jamás sin un ejercicio sincero y noble del amor a todos. La paz social es fruto del amor y de la justicia.
5) «Dichosos los promotores de la paz».
Compromiso:
Buscar siempre lo que favorece la paz y una convivencia sosegada y serena.
Petición:
Por la paz familiar y social en el mundo.
Alabanza: Salmo 127; salmo 132.
2.2. Vida de laboriosidad y trabajo de Jesús.
Textos: Mc 6,1-6; Lc 4,16-30; 2Tes 3, 7-15; Gn 2,4-17.
Reflexión.
1) Lo sorprendente es que Jesús (Palabra creadora: Jn 1,4ss) ha querido, en cuanto hombre, someterse a la ley común del trabajo.
2) La verificación de esta actitud de Jesús la encontramos, aunque de una manera esquemática y lacónica, en el relato evangélico, pero es suficiente.
3) «¿No es acaso el carpintero, hijo de María y hermano de Santiago y de José, y de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros? (Mc 6,1-6).
4) «¿No es éste el hijo de José?» (Lc 4,16ss).
Los valores del trabajo.
1) Colaboración con el Dios Creador en el perfeccionamiento y evolución de la creación (Gn 2,4-17). El trabajo entraba dentro de los planes del Creador. Es en sí mismo una bendición. El hombre es capaz de una verdadera colaboración en la evolución de la naturaleza.
2) Un medio justo de adquirir los bienes que se necesitan para el sustento digno de la vida humana (2Ts 3,7-15).
3) Un medio de comunión y solidaridad con todos los hombres. Nadie puede realizar un trabajo acabado él sólo. Necesita imprescindiblemente de los otros.
4) Fuente de libertad y realización personal: el trabajo ennoblece al hombre y le ayuda a realizarse como criatura libre.
Contravalores y ambigüedades del trabajo:
1) Es a la vez creador de libertad y fuente de vergonzantes esclavitudes, opresiones, explotaciones (Gn 3,17-19).
2) Una consecuencia del pecado es que el trabajo ya no sea la experiencia gozosa de una bendición de Dios, sino la amarga verificación de una fuente de sufrimientos y de esclavitud.
3) El trabajador ya no encuentra, las más de las veces, en el trabajo una fuente de realización personal, sino un lugar de explotación injusta.
El trabajo redentor:
1) Desde la perspectiva cristiana es un medio de comunión, por ser doloroso, con el trabajo redentor de Jesús.
2) El trabajo, aunque ambiguo o ambivalente, puede ser liberado, puede ser redimido, sin dejar de ser doloroso. Esa es la gran aportación de Jesús al trabajo.
Compromiso:
Debemos trabajar como si todo dependiera de nosotros, debemos esperar en Dios como si todo dependiera de Él.
Petición:
Por todos los responsables del mundo del trabajo; por los trabajadores; por todos lo parados en el mundo.
Alabanza: Salmo 8
2.3. Jesús se dedicaba intensamente a la oración y participaba en el culto de la sinagoga y del templo.
Textos: Lc 2,39-40; Lc 6,12; Lc 2,41-50; Lc 4,16.
Reflexión.
Oración: crecimiento interior de Jesús.
1) «Cumplidas todas las cosas según la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a la ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en El» (Lc 2,39-30).
2) «Y aconteció en aquellos días que salió El hacia la montaña para orar, y pasó la noche orando a Dios» (Lc 6,12).
3) El testimonio de los evangelios certifica de que Jesús, como hombre, quiso someterse a un verdadero proceso de crecimiento.
4) Ese crecimiento interior cuaja, sobre todo, en la experiencia de oración intensa y permanente. Los rasgos que aparecerán en su vida de ministerio no fueron improvisaciones. Jesús vivió una experiencia única de relación con su Padre.
5) Acostumbraba a tratar con El en diálogo fluido contemplado como Papá Bien Amado. Con lo que de comunión, cercanía, obediencia y ternura quiere expresar esta denominación. Un día nos revelará y nos concederá también a nosotros ese mismo derecho.
6) La oración de Jesús era dinámica, viva, compartida. Los hombres estaban siempre en su corazón cuando dialogaba largamente con su Papá. Habitualmente, siempre, noches enteras.
7) La oración de Jesús era íntima, pero no intimista. Era personal, pero no egoísta. Era profundamente mística, pero de ninguna manera gnóstica. También en su oración era el hombre para los demás.
8) Jesús nos descubre que orar (como amar) es la tarea más noble del hombre. Porque orar es fruto del ejercicio gozoso del amor y de la confianza. Jesús fue un Maestro de excepción y, en realidad, inimitable en perfección.
Asiduidad de Jesús al culto sinagogal:
1) «Vino a Nazaret, donde se había criado, y entró según su costumbre el día de sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura» (Lc 4,16-21).
2) En la celebración del culto sinagogal, cada sábado, sabemos ciertamente que la Palabra de Dios y la oración compartida era el núcleo central. Desde muy pequeño, acompañando a sus padres, Jesús iría a la sinagoga.
3) Allí oiría las grandes profecías y los grandes relatos que recogían las intervenciones salvadoras de su Padre (¡y suyas!). La Escritura sería para él un lugar de encuentro natural.
4) Su kénosis se expresaba de esta manera de una forma incomprensible y admirable. Su asiduidad a la sinagoga los sábados queda ahí como un testimonio único de su verdadera y sincera comunión con su pueblo.
Asiduidad al culto de Templo:
1) La legislación del Antiguo Testamento establecía: «Tres veces al año, todo varón de entre vosotros se presentará delante de Yahvé, vuestro Dios, en el lugar que El haya elegido: en la Festividad de los Ácimos (Pascua), en la de las Semanas (Pentecostés) y en la de los Tabernáculos (Dt 16,16-17).
2)»Sus padres iban cada año a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Y cuando era ya de doce años, al subir sus padres según el rito festivo, al volverse acabados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo echasen de ver» (Lc 2,41-50).
3) La ley y la costumbre judía del tiempo de Jesús establecía que cuando los niños podían peregrinar a la ciudad santa, lo hicieran con sus padres.
4) Su primer encuentro con el templo y todo lo que giraba a su alrededor debió serle sorprendente y deslumbrador acostumbrado como estaba al culto sobrio y austero de la sinagoga. A Jesús niño y joven se le grabaron aquellas escenas profundamente. Es de suponer que Jesús mantuvo esta costumbre de subir a Jerusalén todos los años (Jn 5,1; Jn 7,1-10; Jn 10,22-24).
5) En el templo habitaba la Gloria de Dios, la Shekináh, orgullo de Israel. Quien está habituado a recitar los Salmos, se percatará en seguida de la importancia religiosa del templo de Jerusalén. Allí se encontraba el centro más preciado de Israel para el encuentro con su Dios. Ese era el proyecto auténtico de la edificación del templo, morada del Nombre de Dios (Éxodo y Deuteronomio).
Compromiso.
¿Cómo es nuestra oración personal y comunitaria?
¿Es el culto un encuentro vivo con el Señor?
Petición.
Por todos cuantos se dedican de modo peculiar al culto. Por todo el pueblo de Dios para que nuestro culto sea vivo y auténtico.
Alabanza.
2.4. Jesús fue bautizado por Juan
Textos: Mc 1,9-11par; Jn 1,32-34; Hch 10, 37-38.
Reflexión.
Todo el acontecimiento está presentado por los evangelistas en el marco de una revelación y expresado en estilo apocalíptico. Esto significa que se trata de un suceso de especial relieve en la vida y misión de Jesús.
1) El acontecimiento del Bautismo de Jesús ha producido siempre extrañeza. Ya los primeros cristianos se interrogaban seriamente sobre este hecho desconcertante de la vida de Jesús.
2) Lucas recoge una expresión importante en este sentido: «sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús…» (Lc 3,21). Y Mateo también se hace eco de lo siguien- te: «Jesús le respondió (a Juan): Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia. Entonces le dejó».
3) El Bautismo de Jesús forma parte de los datos más seguros acerca de su vida. Ocasionó a la comunidad primitiva crecientes dificultades.
Los cielos abiertos.
La profecía había desaparecido de Israel en los dos últimos siglos antes de Jesús. Por lo que se esperaba para los tiempos mesiánicos una nueva presencia de la profecía. Los cielos abiertos sobre Jesús quiere decir que él es el profeta esperado y definitivo.
Presencia del Espíritu Santo.
1) Jesús recibe la plenitud del Espíritu Santo Profético; el Espíritu Creador y Santificador actuó en la Encarnación.
2) Jesús recibe el Espíritu en su Bautismo para investirle con la misión del Siervo de Yahvé, Mesías y Profeta escatológico. Le equipa para la tarea evangelizadora y para la misión salvadora.
Sentido de la voz del cielo.
1) Encomendar a Jesús la aceptación de la tarea del Siervo de Yahvé. La voz del Padre interroga a Jesús si está dispuesto a aceptar la tarea propia del Siervo de Yahvé.
2) Las palabras que vienen del cielo son la cita de las primeras palabras del primer cántico del Siervo de Yahvé (Is 42,1ss).
3) La tarea específica de Jesús se pone en camino de cumplimiento definitivo. Por eso el Bautismo tiene tanta importancia en su vida para la realización de nuestra salvación.
Por qué quiso ser bautizado Jesús.
1) Jesús accede al Bautismo porque tiene conciencia de la tarea que su Padre le encomienda.
2) Según el cuarto evangelio en ese momento le confiesa Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Compromiso: Gálatas 6,2ss.
Petición.
Por todos los que consagran su vida por entero a servir a sus hermanos en cualquier necesidad.
Alabanza.
2.5. Jesús se retira al desierto guiado por el Espíritu.
Textos: Mc 1,12-13; Mt 4,1-11; Lc 4,1-13; Dt 1,1-4. 19-20; 2,1-3; 8,1-6; Is 40,1-8; 41,17-20; 42, 10-13; 43,18-21; Jr 2,1-6; Ez 16,1-34; Os 2,16-22; 11,1-10; Sal 107,1-14.
Reflexión.
«Bautizado Jesús, el Espíritu le empujó hacia el desierto. Permaneció en él cuarenta días tentado por Satanás, y moraba entre las fieras, pero los ángeles le servían» (Mc 1,12-13).
Valores del desierto:
1) El desierto es un lugar «santo» porque en él se realiza la revelación más fundamental para el pueblo judío: la Alianza del Sinaí (Ex 19-20).
2) Una voz grita: Preparad el camino al Señor en el desierto, allanad en la estepa el camino a vuestro Dios. Porque se va a mostrar la gloria de Yahvé. Es un lugar para encontrarnos con el don de Dios, con el Dios que se presenta como don gratuito.
3) El desierto es un tiempo y un espacio en que se lleva a cabo la gran peregrinación que se prolongó durante cuarenta años. Lugar para la experiencia de la cercanía del Dios (Os 2,16-22).
4) Es también un lugar privilegiado para la escucha de la Palabra de Dios: «le llevaré al desierto y le hablaré al corazón». Es un espacio y un tiempo para volver a encontrarse con los orígenes, con las raíces propias.
5) Oseas recordará el desierto como un lugar y un tiempo de fidelidad (Os 11,1-10; Jr 2,1-19).
6) Y el Deuteronomio reflexiona profundamente sobre la peregrinación por el desierto para reencontrar la identidad propia que le define y le distingue (Dt 1,1-4).
7) Ezequiel lo entiende como el lugar de los primeros amores de Dios con su pueblo con imágenes atrevidas pero profundamente expresivas. Recoge todas las obras en favor de Israel a su salida de Egipto y durante el desierto.
8) El desierto es camino de esperanza orientado con fuerza hacia una meta que con seguridad se conseguirá porque está comprometido el propio Dios en la tarea: «voy a hacer una obra nueva, que ya está comenzando» (Is 43,18-21).
9) El tiempo del desierto es un tiempo privilegiado para que la comunidad del pueblo elegido, la «qahal Yahvé» se consolide, se encuentre a sí misma, eche los fundamentos sólidos de su azaroso futuro en la historia.
10) Jesús se retira al desierto guiado o impelido por el Espíritu Santo que había descendido sobre él en plenitud en el Bautismo que acaba de recibir y es ungido como Siervo de Yahvé que concentra y representa a todo el pueblo de Dios (y a toda la humanidad en cierto modo) y por eso puede realizar la salvación para todos y por todos. El sentido profundo de comunión y solidaridad con el pueblo justifica adecuadamente su estancia en el desierto.
11) Para Jesús, además, el desierto es la oportunidad y el espacio en que se madura plenamente su consagración a la oración. Ora y ayuna. Contempla y robustece su naturaleza para llevar a cabo la tarea que se le ha encomendado. Es, por tanto, un lugar excelente y privilegiado para vivir en una comunión más íntima con el Padre.
12) La estancia en el desierto es para Jesús la preparación inmediata para poner en marcha su ministerio. Ha venido a evangelizar por todas partes.
Contravalores del desierto:
1) El desierto es el lugar de las tentaciones: Dios, te ha hecho hacer estos cuarenta años por el desierto, para castigarte y probarte, para conocer los sentimientos de tu corazón, y saber si guardas o no sus mandamientos (Dt 8,1-6).
2) El ejercicio de la libertad es puesto a prueba. Dios no quiere un pueblo de esclavos, ni sometidos. Quiere, más bien, un pueblo libre, aunque vasallo suyo (raíz de la propia libertad). Es el momento y la circunstancia histórica que pondrá a prueba el ejercicio de la libertad.
3) La peregrinación por el desierto exige el más absoluto y limpio desprendimiento. Es un lugar para la precariedad y el sufrimiento. El pueblo añoraba los buenos y sabrosos frutos de Egipto. Una y otra vez comprometen su camino hacia la libertad porque se les hacía insoportable el estado permanente de precariedad y carestía.
4) Jesús en el desierto es tentado en todos esos flancos. El relato evangélico de las tentaciones nos recuerda, de forma catequética y anticipada la victoria de Jesús. Jesús siente el aguijón de la tentación «en todo como nosotros y constantemente», pero no pecó.
Compromiso.
¿Cómo vivo la experiencia de desierto en el que se hace tan intensamente presente el Señor?
¿Es el desierto una gracia de Dios para el hombre?
¿cómo reacciono ante la experiencia de soledad?
Petición.
Rogamos por los que están en la travesía del desierto libremente elegido o forzosamente impuesto.
Alabanza: Salmo 107,1-14.
3. JESUS PROCLAMADOR DE LA PALABRA.
3.1. Jesús, evangelizador itinerante.
Textos: Lc 4,14; 7,18-23; 8,1-3; 9,57-61; 13,22; 16,16; 17,11; Mc 1,14-15; 1,35-39; 2,13-14; 3,13-14; 4,33-34; 6,6-13; 7,24.31; 8,27; 9,30-32; 10,1; 10,32-34; 11,15-19; Mt 10; Mt 13; Jn 6,60-69.
Reflexión.
Durante todo su ministerio, Jesús fue un «itinerante» de la evangelización: recorría aldeas, poblados y ciudades en un primer momento en galilea y al final de su vida también en Judea. Lucas recoge el ministerio más allá del Jordán bajo la clave de un gran viaje (siempre en camino, término entrañable para Lucas).
1) «Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: el tiempo se ha cumplido y el Reinado de Dios está cerca; convertios y creed en la Buena Nue- va» (Mc 1,14- 15): los cuatro grandes temas de su predicación.
2) «Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios» (Lc 8,1).
3) Objetivo central: la llegada del Reinado de Dios. El sermón de la montaña será como la constitución fundamental del Reino; la predicación del Reino en parábolas; los milagros serán signo de la presencia del Reino y su consumación en la Muerte, la Resurrección de Jesús, la venida del Espíritu y la Vuelta Gloriosa.
4) El programa fundamental de la enseñanza de Jesús lo constituyen las bienaventuranzas que son una bendición-congratulación de Jesús. Las claves principales para su interpretación: una mirada al pasado: es Jesús quien las proclama; una mirada al presente: vivir la propia experiencia en su auténtica realidad; una mirada al futuro: somos llamados a compartir una admirable esperanza y la esperanza engendra la alegría (Rm 5,3-5; 12,12).
5) Las palabras radicales sobre el seguimiento de Jesús, preferido a todo lo demás, incluido uno mismo, son el marchamo auténtico de la originalidad de Jesús.
6) Una lectura atenta de los relatos evangélicos nos muestra que Jesús actuaba con una sabia y exquisita pedagogía:
. En cuanto a los contenidos: hablaba como quien tenía «autoridad», no como los doctores. Jesús no era académico, sino un orador desbordante de vida.
. En cuanto a los modos: Jesús habla en contacto directo con las gentes. Su palabra sale de sus labios llena de frescura, con fuerza de atracción indiscutible.
. En cuanto a su profunda convicción: El deseaba llegar a la intimidad de los hombres, provocar en su interior la decisión y colocarlos ante el Padre que ama a los hombres.
Compromiso:
¿Cómo sentimos la urgencia de la evangelización que es tarea de toda la Iglesia?
Petición:
Nuestra oración se dirige ahora como una cooperación a todos los que evangelizan a Jesús con sus vidas en lo cotidiano o con la palabra en su ministerio.
Alabanza y acción de gracias: Isaías 40,9-11.
3.2. ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios!
Textos: Mc 3,31-35 par; Mc 4,13-20 = Lc 8,11-15; Mc 12,28-34; Lc 1,45; 6,27- 35; 10,18- 42; 1Pe 1,22-23.
Reflexión.
Las bienaventuranzas son bendiciones y congratulaciones de Jesús que superan toda lógica humana por hondura y desbordamiento. Algunas de ellas se centran en situaciones dolorosas violentamente infligidas a las personas: pobres, afligidos, hambrientos y perseguidos. La escucha de la palabra, que entraña serias dificultades (como lo demuestra la historia de la salvación), es entendida como una congratulación.
1) Santiago nos aconsejaba de forma general: «que cada uno sea diligente para escuchar y tardo para hablar» (St 1,19). Jesús mismo proclamó: «Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc 11,28).
2) Jesús ha elevado a categoría de bienaventuranza la actitud de escucha ante su palabra.
3) En la escena de la Transfiguración de Jesús se oye la voz del Padre celestial: «escuchadle» (Mc 9,7). Como antaño: «Escucha, Israel» (Dt 6,4).
4) Jesús dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?”. Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,60-68).
5) Cuando Jesús quiere formar la nueva familia de Dios, la auténtica familia, asegura que los que escuchan la palabra, esos son su madre y sus hermanos (Mc 3,31-35; Juan 15,7-17).
6) El evangelista Juan, en el solemne prólogo de su evangelio, después de afirmar la acción de la Palabra en la creación y en la historia de la salvación que Dios hizo con su pueblo, afirma: «a los que acogen la Palabra se les da el derecho y el poder de ser hijos de Dios (Jn 1,12-13).
7) Y más adelante durante su ministerio aseguraba Jesús: «si escucháis mi palabra seréis de verdad discípulos míos y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres (Jn 8,31ss).
8) En definitiva: «en el principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios. En la Palabra había vida y era la luz de los hombres» (Jn 1,3-14; Jn 5,37ss).
9) Entre todo el contenido de la palabra de Jesús, hay que resaltar sus bienaventuranzas-congratulaciones, que iluminan toda la existencia cristiana:
. Dichosos los pobres reales porque Dios es su Rey;
. Dichosos los liberados de corazón porque son los amigos e íntimos del Rey;
. Dichosos los que escuchan la Palabra liberadora de Dios;
. Dichosos los no-violentos y los misericordiosos porque construyen una sociedad justa, pacífica y solidaria.
Compromiso:
¿Acojo la Palabra de Dios como una espada de doble filo que entra en la hondura del espíritu?
Petición:
Por quienes escuchan sinceramente la Pala-bra para que se realice en sus vidas; por quienes se retraen de su escucha por miedo a la verdad liberadora; por quienes no tienen la oportunidad de escucharla.
Alabanza y acción de gracias: Salmo 119, 1-10.
3.3. Las tentaciones de Jesús, tentaciones de la Iglesia y de los evangelizadores.
Textos: Mc 1,12-13 = Mt 4,1-11 = Lc 4,1-13; Jn 6,14-15; 6,22-27; 7,1-13; Hb 4,14-16; Ef 6,10-20; St 1,12-15.
Reflexión.
Una lectura atenta del relato evangélico nos enseña que Jesús fue realmente tentado durante todo su ministerio y que todas las tentaciones tenían una finalidad común: apartarle del verdadero camino de salvación intentando malograr el plan salvífico de Dios. Son en realidad «tipos» distintos o flancos en los que Jesús fue tentado. Mateo y Lucas quisieron colocar las tentaciones en el desierto bajo una rica perspectiva catequética. Obsérvese que la primera y la última tentación comienzan igual: «Si eres Hijo de Dios… y en la cruz: Si eres Hijo de Dios…». La tentación asaltó a Jesús durante todo su ministerio.
1) ¿Por qué quiso ser tentado Jesús? una pregunta de difícil respuesta. Es un verdadero misterio. Jesús fue tentado durante todo su ministerio (Jn 6 y 7). La escena de Getsemaní y de la Cruz indican otras dos formas duras de tentación (Hb 4,14-16).
2) Este acontecimiento de la vida de Jesús revela la sincera, delicada y profunda intimidad con sus discípulos para comunicarles esta experiencia única de la tentación. Una experiencia que pudo desconcertarles (cf. Jn 15,13ss).
3) Jesús fue realmente un hombre. En la tentación y en el sufrimiento es donde Jesús revela su auténtica humanidad. Esta revelación culmina en la experiencia de la muerte.
4) ¿Por qué y para qué fue tentado Jesús? Para apartarle del camino auténtico del Mesías (Mc 8,29ss). Pero la tentación ha puesto a prueba su fidelidad al proyecto del Padre sobre su vida y, por tanto, al sentido de su tarea sobre la tierra.
5) En la tentación se ejercita el gran don de la libertad del hombre ante Dios, ante los demás y ante sí mismo. La tentación curte y madura al hombre. Y al creyente que tiene la seguridad de la fuerza procedente de la bondad de Dios.
6) Contenido de las tres tentaciones:
* Primera: «no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». La tentación de los bienes materiales. Es necesario el pan y cuanto asegura la vida del hombre, pero la realidad humana tienen un destino superior.
* Segunda: «No tentarás al Señor tu Dios». La tentación del prestigio, del ser estimado, valorado. Sólo cuando el hombre acoge libre y amorosamente el plan verdadero de Dios se realiza en su honda humanidad.
* Tercera: «Sólo adorarás al Señor tu Dios». Tentación del poder, de centrar la vida en lo que no es Dios. Dios, del que el hombre es imagen y semejanza, es el único que garantiza el verdadero humanismo, el verdadero sentido el hombre en su historia y en su destino. Cuando el hombre le coloca en el centro se ennoblece.
Compromiso: St 1,2-4
Petición: por todos los tentados en su misión.
Alabanza y acción de gracias: Salmo 3.
3.4. Jesús, el hombre para los demás que abre caminos de salvación para todos.
Textos: Mc 4,3-9; 1,40-45 = Mt 8,2-4 = Lc 5,12-16; Mc 2,15-17 = Mt 9,10-30 = Lc 5,29-32; Mc 4,10-12; Ef 2,11-21; Rm 15,1-4.
Reflexión.
El Evangelio nos revela que Jesús es único y universal. Desde la aceptación de formar parte de la historia de una pueblo determinado desplegará su misión universal. Sólo El dará sentido profundo a todo hombre y a cualquier hombre. Y para ello dedica su vida para los demás sin fronteras ni discriminaciones de ningún género.
1) «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor. Y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,43- 45).
2) Jesús fue para los demás hasta el don de su vida. Esta es la principal tarea de su misión en el mundo.
3) Y sus actitudes así lo manifiestan:
* Derribó todas las fronteras que separaban a los hombres en su tiempo, invitándoles a entrar hasta lo hondo de su corazón que es donde se forman los proyectos convertibles en realidades;
* Rompe las fronteras de hombre y mujer, ésta no se sentirá nunca despreciada por Jesús;
* Derriba las barreras entre ricos-pobres: él siendo pobre por elección quiere atraer a todos hacia sí;
* Derriba las barreras de las clases sociales (comunión de mesa);
* Invita a los fariseos a que recapaciten en su actitud hostil contra el Evangelio y contra El, Lugarteniente de la misericordia de Dios (parábolas) y les invita a que entren en la salvación ofrecida por él.
* Se acerca a los leprosos, expulsados de la sociedad;
* Come, conversa, comparte la vida con los pecadores para conducirles a la experiencia de la misericordia del Padre que espera al hijo pródigo para ofrecerle una fiesta cuando vuelva.
* Denunció a los violentos que querían instaurar el reino de Dios por las armas y les invitó a construir la sociedad desde la paz.
4) Jesús fue realmente el hombre para los demás. Y se tomó en serio este aspecto esencial de su misión en la tierra. Jesús es el Siervo que carga con los problemas de todos (Mt 12; Mt 11,28ss; Cl 1,20).
Compromiso:
¿Estas actitudes de Jesús interpelan profundamente nuestra cerrada tendencia a crear barreras de acepción de personas? ¿Nos invita y urge a una sincera toma de conciencia en nuestras relaciones con las restantes imágenes de Dios, que son todos los hombres de toda raza, cultura, religión o nación?.
Petición:
Recordamos a quienes se dedican de lleno a los demás en cualquier campo humano o religioso. Y por quienes se sientan más marginados de nuestra sociedad por cualquier causa.
Alabanza y acción de gracias: Mt 25,31-46.
3.5. El rey pacífico entra en Jerusalén y purifica la casa de su Padre.
Textos: Mc 11,1-11par; Jn 12,12-16; Mc 11,15-19par; Jn 2,14-22; Jn 4; 1Co 6,15-20; 1Pe 2,4-10.
Reflexión.
Se trata de dos gestos proféticos de Jesús que revelan una vez más la verdadera misión que ha venido a realizar en la tierra. No es un mesías político-nacional, sino universal y promesa para todos los hombres; sólo Él puede revelar el modo de culto que agrada a su Padre y sus repercusiones en la vida de los hombres.
1) En la visión lucana del ministerio de Jesús se ofrece una amplia exposición de su viaje hacia Jerusalén, lugar central de la salvación hacia el que converge todo y desde donde parte la evangelización para todo el mundo como una empresa de los Apóstoles asistidos y animados siempre por el Espíritu Santo (Lc 9,51-19,27). En esta amplia parte, Lucas transmite las enseñanza de Jesús sobre el discipulado.
Algunos datos importantes: Jn 10, 17-18; 11,8-16; Mc 10,32-34.
2) Tomemos tiempo para contemplar el talante de Jesús acercándose a Jerusalén (léase detenidamente: Mc 8,31-33 par; Mc 9,30-33; 10,32-34; Jn 10,17-18; 11,8ss; Lc 18,34; 19,28; Mc 10, 32-34): decidido, lleno de fortaleza.
3) «Decid a la hija de Sión: he aquí que tu rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo»(Zc 9,9).
4) Jesús entra en su ciudad como Rey pacífico; como Rey Mesías verdadero. Con este modo de proceder Jesús sigue corrigiendo la imagen deformada del verdadero Mesías. El que entra en Jerusalén de este modo es el verdadero enviado del Padre celestial.
5) La comunidad humana, en los proyectos de Dios, ha de construirse en la justicia y en la paz, y no en la violencia, imposición o menosprecio de la dignidad humana. Jesús ofrece la realización pacífica de este proyecto de Dios.
6) Otro gesto importante es la expulsión de los vendedores del templo. Evoca el ministerio del profeta Jeremías: 7,1-15. No se deben poner esperanzas vanas en el templo, sino en Dios que habita en él, con la consiguiente coherencia de vida.
7) Ante el Sanedrín se aducirá como prueba que había dicho: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré de nuevo». Los sanedritas lo entendieron como una blasfemia contra Dios.
8) Pero Jesús se refería al templo de su propio cuerpo; cuando resucitó, los discípulos entendieron el misterio del Templo vivo que es Jesús resucitado. En adelante sólo en Jesús podremos encontrar el amor de Dios y el don de la salvación y la vida que Dios ofrece a los hombres. Y en el nuevo templo, toda la Iglesia y cada creyente somos templos vivos del Espíritu.
Compromiso:
Jesús propone la no-violencia activa, la promoción de la paz, el verdadero culto «en Espíritu y en Verdad».
Petición:
Por los que trabajan por la paz desde la no-violencia comprometida hasta el don de la propia vida; están presentes todos los que se consagran especialmente al culto de Dios.
Alabanza: Salmo 84.
4. JESUS EN JERUSALEN: CENA, GETSEMANÍ, PROCESOS.
4.1. Jesús en Jerusalén: las grandes preguntas.
Textos: Mc 11,27-33 par; Mc 12,13-17 par; Mc 12,18-27par; Mc 12,28-34 par; Mc 12,35- 37 par.
Reflexión.
Recogemos algunas preguntas dirigidas a Jesús durante la última semana de su ministerio en Jerusalén y que afectan profundamente a la vida y al destino del pueblo de Dios y de todos los hombres. Unas son más teológicas y doctrinales y otras inciden más en problemas sangrantes de la vida política y social de su tiempo.
a) ¿Con qué autoridad actúa Jesús?: Mc 11,27-33 = Mt 21; Lc 20.
El templo es la casa de Dios, donde habita, y enfrentarse a él trae consecuencias graves (Jr 7). Sólo el enviado de Dios puede atreverse a purificar el templo (Malaquías).
b) ¿Hay que pagar tributo al César y reconocerlo como soberano y señor?: Mc 12,13-17 = Mt 22,15ss; Lc 20,20ss.
Este planteamiento lleva dentro de sí el problema de la actitud tanto de Jesús como de la Iglesia ante los problemas de nuestro mundo.
La respuesta de Jesús fue clarificadora: la moneda reproduce la imagen del César, por tanto le pertenece y la autoridad humana tiene autonomía en las cosas temporales; pero el hombre es imagen de Dios y sólo en El encuentra su dignidad y su libertad verdadera. No se puede adorar más que a Dios del que el hombre, todos los hombres, son imágenes de Dios.
c) ¿Hay resurrección? ¿Cómo será la vida en el futuro del hombre?: Mc 12,18-27 = Mt 22,23-33; Lc 20,27-40.
El futuro del hombre es la resurrección y la vida. Así lo declaró Jesús en el momento de la resurrección de Lázaro: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás» (Jn 11,25-26).
d) ¿Cuál es el mandamiento principal de la ley de Dios?: Mc 12, 28-34 = Mt 22,34-40; Lc 10,25-28.
Los judíos discutían sobre la preeminencia de los mandamientos. Jesús zanjó la cuestión orientando nuestra atención al mandamiento del amor de Dios y al prójimo. Sólo Dios puede centrar toda la vida del hombre (interior y exterior).
e) ¿Quién es Jesús realmente?: Mc 12,35-37: Mt 22,41-46; Lc 20,41-44.
A lo largo del relato evangélico ha aparecido insistentemente la pregunta ¿quién es Jesús?. Ahora se le plantea directamente en el centro de Israel.
Compromiso:
Compartir los problemas de los hombres.
Petición:
Es necesario evitar toda violencia.
Alabanza.
4.2. Jesús en el cenáculo.
Textos: Mc 14,12-31par; Juan 13-17 (discurso de despedida).
Reflexión.
La contemplación de lo que ocurrió aquella tarde en el cenáculo ha de dirigirse en dos direcciones principales: la primera, está centrada en los gestos que realiza Jesús: la comunidad de los discípulos (la haburáh pascual) alrededor de su maestro para celebrar el sacramento de salvación de Israel; Jesús decide realizar una serie de gestos desconcertantes: lavar los pies de los discípulos (último oficio del último esclavo) en la noche en que se celebra la gran liberación de Israel; decide no comer ni beber como urgente impetración ante Dios por el pueblo que se ciega a la luz de Dios; e instituye la eucaristía. La segunda, las palabra densas y profundas de Jesús (recogidas e interpretadas admirablemente por la escuela joánica: Jn 13-17). Gestos desbordantes, desconcertantes y cargados de sentido.
Recordemos las palabras con las que Juan abre este momento solemne de la vida de Jesús: «Jesús sabía que le había llegado la hora de dejar este mundo para ir al Padre. Y él, que había amado siempre a los suyos que estaban en el mundo, llevó su amor hasta el fin» (Jn 13,1).
Los gestos:
1) Lavatorio de los pies:
* El gesto desconcertante de Jesús cuando se dispone a lavar los pies a sus discípulos (oficio del último esclavo de la casa).
* Es un signo que anticipa y apunta a la kénosis total de la Cruz (como don total de la propia vida). Y una invitación a que los discípulos, en su momento, hagan lo mismo.
2) Jesús no probó bocado: Jesús no quiso comer la Cena Pascual como un gesto imprecatorio: Jesús se dirige de esta manera al Padre suplicando y a los hombres urgiéndoles a entrar en el misterio, a aceptar la oferta que se les hace.
3) La institución de la Eucaristía: «Tomó el Pan y dijo: ´Esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros». Y lo mismo con el cáliz: Esta es mi Sangre derramada por todos. Haced esto…»
Las palabras.
5) El discurso de despedida (Jn 13-17):
* Revelación plena del Padre y del Espíritu (Juan 14-16): los tres volcados en la Iglesia para el tiempo de la ausencia visible de Jesús.
* Palabra sobre el ser de la Iglesia: una cepa (Jesús) con sarmientos (los creyentes) unidos vitalmente con ella.
* La unidad de la Iglesia (Jn 17) como signo evangelizador.
* La Iglesia en medio del mundo: es perseguida como lo fue Jesús, pero no le faltará la presencia del Espíritu que la defiende y la protege.
Compromiso:
El lavatorio de los pies urge en nosotros el compromiso de servir hasta el don de la vida. Urge trabajar por la comunión, la solidaridad y la unidad.
Petición: Por los que sirven a los demás hasta exponer su propia vida.
Alabanza: Admiración por los gestos de Jesús.
4.3. Jesús en Getsemaní.
Textos: Oración: Mc 14,32-42 = Mt 26,36-46 = Lc 22, 40-45; Hb 5,5-10; Prendimiento: Mc 14, 43- 52 = Mt 26,47-56 = Lc 22,47-53 = Jn 18,2-11.
Reflexión.
La escena de Getsemaní, entrañable y dramáticamente conmovedora, nos sitúa frente a la auténtica realidad de Jesús: la declaración de su verdadera y atrayente humanidad (siente el peso de su responsabilidad, del sufrimiento, del rechazo y de la muerte) y su realidad de Hijo de Dios que sabe que el proyecto de su Padre es el mejor para la humanidad. Es el modelo más acabado de oración cristiana por su hondura y realismo a pesar de su escueta y sobria brevedad.
1) Nuestra reflexión comienza con unas palabras de la Carta a los Hebreos de un realismo sobrecogedor: «El mismo Cristo durante su vida mortal oró y suplicó con fuerte clamor, con lágrimas incluso, a quien podía liberarle de la muerte; y ciertamente fue escuchado por Dios, en atención a su actitud de acatamiento. Pero Hijo y todo como era, aprendió en la escuela del dolor lo que cuesta obedecer».
2) Este acontecimiento nos invita a dirigir nuestra contemplación en dos direcciones:
* En primer lugar, al hombre Jesús que está orando en Getsemaní. Es un momento en que se descubre y se revela con todo su realismo la naturaleza humana de Jesús. Realmente en todo como nosotros, menos en el pecado. Jesús en el huerto, como en otro tiempo Adán en el huerto, ha de elegir entre la voluntad del Padre y su autonomía.
Esta escena recoge una de las tentaciones más duras que sufrió Jesús: elección entre la voluntad de Dios o su propia voluntad. Se revela la profunda realidad humana de Jesús. Venciendo Jesús y eligiendo la voluntad del Padre, ha abierto el camino de la auténtica liberación y salvación del hombre.
* En segundo lugar, verificamos que Jesús ha hecho la gran elección: ha preferido la voluntad del Padre. Pero en un clima profundo y lleno de ternura: Jesús se dirige a su Padre con el entrañable apelativo: Abbá, Papá Bien Amado. Confianza total en una obediencia libre y amorosa.
3) Jesús es el maestro insuperable de oración. La escena de Getsemaní nos revela la hondura de la intimidad de Jesús, la riqueza y vitalidad de su diálogo permanente con el Padre, la obediencia filial al plan proyectado por el Padre, la confianza plena en su Padre, el realismo y la lucidez de su oración que ha venido precedida por una larga vida de oración como se nos recuerda constantemente a lo largo del relato evangélico.
Compromiso:
El discípulo de Jesús debe asumir con todo su realismo lo humano. Pero a la vez estar abierto seriamente a la voluntad del Padre, con la convicción de que el Padre lo ama y su Providencia nunca se equivoca en la dirección de su vida.
Petición:
Por cuantos se debaten diariamente entre su historia dolorosa o desconcertante y el proyecto de Dios.
Alabanza: Salmos 113-118.
4.4. Procesos: ante el Sanedrín y ante Pilato
Textos: Mc 14,53-65 = Mt 26,57-68 = Lc 22,54.63-71 = Jn 18, 15-16.18; especialmente Jn 7-8.
Reflexión.
A. Ante el sanedrín:
1) Conocemos ya el relato evangélico. Es el final de un largo proceso durante todo el ministerio de Jesús. El proceso ante el Sanedrín no fue un hecho aislado en la vida de Jesús. Ni tampoco le sorprendió.
2) Jesús ya había previsto su final y lo había anunciado repetidamente: tres veces de una manera más expresa: Mc 8,31ss; 9,31ss;10, 33ss.
3) No solamente había anunciado su muerte violenta, sino que la había interpretado, es decir, había enseñado a sus discípulos el sentido de su muerte.
4) Por eso la contemplación de este acontecimiento nos conduce a la hondura de su intimidad. El era el verdadero Mesías esperado por Israel durante siglos (desde la profecía hecha a David por Natán (2Sam 7).
5) El proceso ante el Sanedrín es el ejemplar más claro de un juicio a todas luces injusto. Además los testigos eran comprados, eran falsos.
6) Ya el Maestro había anunciado a los discípulos:»Dichosos vosotros cuando os persigan y proscriban vuestro nombre como malo falsamente porque Dios es vuestro rey».
7) El sufrimiento íntimo de Jesús al comprobar la ceguera de su pueblo. ¡Rechazan al verdadero Mesías acusado de blasfemo! Porque creen que se arroga derechos divinos que nadie le ha dado. Es un momento histórico en la vida de Jesús de primera importancia.
B. Ante Pilato: Mc 15, 1-20 = Mt 27,1-2.11-26 = Lc 22, 66; 23, 1-5.13-25 = Jn 18, 28-40; 19,4-16; Mc 13,9-13 = Mt 10, 16-33 = Lc 21,12-19; Jn 15,18-16,4; Lc 12,2-9; 1Tim 6,11-16; Ef 6,10-20.
1) «Después se levantaron todos y llevaron a Jesús ante Pilato. Comenzaron la acusación diciendo: Hemos comprobado que éste anda alterando el orden público. Se opone a que se pague el tributo al emperador y, además, afirma que es el Mesías, o sea, un rey» (Lc 23,1-2).
2) Los motivos de la sentencia ante el Sanedrín fueron religiosos y mesiánicos. Maliciosa y hábilmente se vierten los motivos.
3) La verdad es que Jesús rechazó durante toda su vida, especialmente durante su ministerio, la tentación que procedía de éste movimiento para que aceptara el liderazgo político-militar y llevara adelante la liberación de Israel del poder de los gentiles. Pero Jesús nunca aceptó aquella oferta.
4) El evangelista Juan es quien nos ha conducido al verdadero corazón de este proceso: «mi Reino no es de este mundo; la autoridad viene de Dios para promover el bien común; yo soy un Testi- go de la verdad. He ahí el nervio de este acontecimiento.
5) Jesús no usurpa, es la Verdad y conduce al hombre a su verdadera dignidad. Por eso Jesús sigue adelante en su camino y en su misión: porque ese es el proyecto del Padre.
4.5. Camino del Calvario, camino del discípulo.
Textos: Mc 15, 20-22par; Jn 19,17; Mc 8,34-38 par; Mt 10, 37-39 = Lc 14,26-27; Rm 14; 1Pe 1,6-9; 4,12-19; 2,21-25.
Reflexión.
En su visión del ministerio de Jesús, Lucas dedica una larga sección (Lc 9,51-19,27) a presentarlo en camino hacia Jerusalén. Todo el conjunto son como etapas de ascenso hacia el centro de la salvación. Lucas pone especial cuidado en indicar estas etapas: «sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén (9,51); «mientras iban caminando» (9,57); «yendo ellos de camino…»(10,38); «atravesaba pueblos y ciudades enseñando» (13,22); «caminaba con él mucha gente» (14,25); «y sucedió que de camino a Jerusalén» (17,11); «mirad que subimos a Jerusalén y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron sobre el Hijo del hombre» (18,31); «marchaba por delante subiendo a Jerusalén» (19,28). Lucas entiende y enseña que todo el camino de la vida de Jesús está orientado a Jerusalén donde se consumará la salvación. Y este es el camino de la Cruz de Jesús y del discipulado. Y el camino también de la gloria y de la realización de la salvación.
1) Jesús había dicho un día: «El que quiera ser discípulo mío, niéguese a sí mismo, tome su cruz (cada día) y que se venga conmigo» (Lc 9,23-27).
2) Un discípulo de Cristo es sólo el que camina sobre las mismas pisadas que va marcando el Maestro. Estamos ante un acontecimiento impresionante.
3) Vamos al núcleo de este momento: Jesús ha sido injustamente condenado ante los dos tribunales. La sentencia ha sido: la crucifixión. Pues bien, cuelgan al cuello la causa de su condena y carga con el ludibrio saliendo fuera de la ciudad, como explica el autor de la Carta a los Hebreos (13,13-16).
4) Pablo dirá un día que él se gloría en la Cruz de su Señor Jesucristo: «Si de algo presumo, es de Cristo crucificado, y Dios me libre de aspirar a otra cosa» (Gl 6,14). Estos gestos históricos de su vida, reales, se nos hacen muy incomprensibles.
5) ¡Ese es el camino de la libertad y del amor del Padre! ¡Ese es el camino de la salvación, aunque parezca escandaloso! Es el verdadero camino para el hombre, porque termina en la vida y la auténtica libertad.
Compromiso:
«Que cada uno lleve las cargas de los demás». Mi hermano, que camina a mi lado, siente el cansancio, la desilusión. He sido llamado a ser su Cireneo silencioso y servicial. Y Jesús en medio marcando el paso y el ritmo.
Petición.
Pedimos por todos aquellos a quienes la cruz les resulta dura.
Pedimos por los cansados de la vida, por los enfermos terminales e irreversibles. Pedimos por los más machacados de nuestro mundo.
Alabanza:
Damos gracias a Jesús porque va delante abriendo el camino. Bendecimos al Padre celestial porque se complace en su Hijo también en el camino del Calvario.
5. EN EL CENTRO DE LA SALVACIÓN
5.1. La Cruz, liberadora (1).
Textos: Mc 15,21-39 par; Gl 2,11-21; Rm 1 al 8; Hb 2,9-18; 1Pe 3, 13-4,6; 1Jn 4,7-21; 1Cor 13.
Reflexión.
El móvil secreto y profundo de la muerte de Jesús:
1) La Cruz es la expresión suprema del amor de Dios: «Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo para salvarlo (Jn 3,16ss).
2) El Kerigma afirma: «Cristo murió por nuestros pecados».
3) Y esta proclamación solemne es vital para mí. «Cristo me amó y se entregó por mí» (Gl 2,20).
4) ¿Cómo puede traducirse todo esto en algo vital para mí?. Debo aceptar y contar con el sentido paradójico de mi vida. Adoptar siempre una actitud reflexiva de autocrítica.
Valor de la cruz en nuestra vida.
1) Mc 8,31-38p.: Situación de estos textos en la vida de Jesús: el camino de la Cruz, «escándalo para Pedro». La Cruz es liberadora profundamente.
2) 1Cor 1,17-31: La cruz tergiversa todos los valores de los hombres. La Cruz nos conduce a nuestra más auténtica identidad
3) Flp 3,1-21: ¡Hay que huir de los enemigos de la Cruz de Cristo!.
4) Gl 3,13-29: opción entre la Ley y Cristo. No se puede ni se debe neutralizar el escándalo de la Cruz por ningún motivo.
Fuerza liberadora de la Cruz.
1) Para la comprensión global de esta acción liberadora nada más adecuado que una lectura conjunta de estos textos:
* Lucas 14,25-33: para ser discípulo de Cristo hay que renunciar a todo, tomar la Cruz y seguirle;
* Juan 8,31ss: para ser discípulos de Cristo hay que permanecer fieles a su Palabra que es la verdad y que es la única que nos hace libres;
* 1Cor 1,17-31: la Cruz de Cristo es el valor que tergiversa y subvierte todos los demás valores en los que el hombre pone su esperanza;
* Gálatas 6,14-17: el discípulo descubre que la Cruz es un motivo de gloria, el único valor que merece su atención;
* 1Jn 4,7-21: el discípulo descubre que si es posible conseguir la libertad es porque la Cruz es la expresión suprema del amor del Padre en favor de la humanidad manifestado en su propio Hi- jo.¡Sólo se puede amar sinceramente cuando se ha experimentado el amor de Dios que se manifiesta en la Cruz!
* En definitiva, Cristo en la Cruz revela que la verdadera fuerza que puede transformar el mundo es el amor gratuito y universal de Dios que es Padre de todos los hombres.
Compromiso:
¿Encuentro la ternura de Dios en mi propia cruz? ¿Es liberadora realmente la cruz?
Petición:
Por todos los que experimentan las graves durezas de la vida en todos los órdenes y planos.
Alabanza: Rm 11,33-35.
5.2. La Cruz, liberadora (2).
Cristo en la Cruz libera al hombre de la Ley.
Efesios 2,11-18: Jesús destruyó los muros de separación.
*Jesús ha venido a llevar la Ley a su cumplimiento, a su realización escatológica: Rm 7,4-13.
* La liberación de la Ley por obra de Cristo significa que además de descubrir su bondad original, ofrece la posibilidad, por la fuerza de la Cruz, de llevarla a la perfección desde el corazón nuevo: Rm 3,21-31; 8,1-13.
*Jesús abre y marca el camino: Mateo 5,17-18. Jesús libera de la Ley porque nos descubre con su vida y su Palabra la intención más profunda en la Voluntad del Padre; porque en ella descubre al hombre la Voluntad del Padre.
*Jesús en la Cruz es a la vez el hombre más libre y más obediente que jamás haya existido (modelo ejemplar para la comprensión profunda y auténtica del binomio obediencia-libertad).
Cristo en la Cruz libera al hombre del pecado.
1) La situación humana es, ante todo, una situación actual de muerte: compartiendo el dominio de la muerte sobre el hombre está el pecado. Pero en el proyecto original de Dios sobre el hombre no fue así. El hombre fue hecho para la vida y una vida sin término.
2) El pecado es la raíz profunda de la muerte en el hombre y de todas sus esclavitudes más íntimas o más externas.
3) La misión de Cristo ha consistido en liberarnos del pecado y restaurar el destino original del hombre:
*Jesús entendió su propia muerte desde la figura del Siervo de Yahvé que cargó sobre sí mismo nuestro pecado.
*Jesús expresó abiertamente que vino a este mundo para perdonar los pecados: Mc 2,1-12p.
* La primera confesión de Juan consiste en esta exclamación: ¡He ahí el Cordero-Siervo de Dios que quita el pecado del mundo! (Jn 1,29ss).
* «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar la vida en rescate por muchos».
4) Esta realidad fundamental pasó a la proclamación kerigmática: Hechos 2,38; 3,19; 5,31; 10,43; 13,38; 1Cor 15,3.
5) Los Apóstoles reciben la misión de proclamar el perdón de los pecados, como parte esencial de su tarea (Jn 20,19.23.
6) La escuela joánica así lo ha entendido en su comprensión de la obra de Jesús (1Jn 1,5-10; 2,2-12; 3,1-11; 5,16-20).
7) En la reflexión paulina encontramos abundantes afirmaciones de que Cristo nos libera del pecado: Rm 3,9-20; 5,12-21; 6,1-23; 8,1-10; 1Cor 15,15-20; Hb 4,14-16; 9,11-22; 10,1-10; 1Pe 2,21- 25; 4,1-8.
Cristo en la Cruz nos libera de la muerte.
1) El hombre ha sido creado para la vida. Dios es un Dios de la vida y para la vida. Esta es una afirmación firme en la revelación cristiana. Esta es la gran esperanza para el hombre.
2) La muerte como experiencia inevitable para el hombre es la prueba irrefutable y decisiva de la existencia y fuerza del pecado.
3) La muerte no es el mal definitivo del hombre sin solución. Hay una prueba profunda: si la muerte no tuviera salida Cristo no la habría sufrido. Hay una respuesta sincera y viva para los hombres. Pero es una experiencia dolorosa y desgarradora para la humanidad. Es necesario tomar el hecho y la experiencia de la muerte con toda su seriedad, para entrar en el misterio real de la vida como proyecto de Dios.
4) Pero la experiencia de la muerte se nos anticipa diariamente. Hay anticipos de la muerte en la historia del hombre que le esclavizan, le desazonan, le quitan la paz: el sufrimiento, la soledad, el fracaso, el hundimiento en todos los campos. He ahí la experiencia del hombre de la que nos quiere liberar Cristo en la Cruz.
5) El miedo a la muerte ha sido en la historia una fuente inagotable de toda clase de esclavitudes. Así lo ha comprendido el autor de la Carta a los Hebreos(2,14-18).
La Cruz es Centro aglutinador de comunión y unidad. Motivo de gloria.
1) «Cuando yo sea elevado de la tierra atraeré a todos hacia Mí» (Jn 8). Cristo en la Cruz restaura y anula la causa profunda que produce en el mundo toda clase de divisiones, enfrentamientos, destrucción y muerte. Por eso es el centro de comunión: porque revela el verdadero rostro amoroso del Dios que es, por naturaleza, comunión y causa de toda unidad.
2) «Yo me gloriaré siempre en la Cruz de mi Señor» (Gl 6).
Para Pablo es el «trofeo» de victoria y de gloria. La imagen está tomada del paseo triunfal que los generales romanos realizaban en los foros romanos ante el emperador y todo el pueblo de Roma cuando volvían de sus campañas triunfales portando los símbolos de los pueblos vencidos.
Compromiso:
¿Realmente encuentro en la Cruz la fuerza liberadora de mi vida? ¿Cómo se expresa esa liberación en mi vida?
¿Cómo es mi actitud profunda ante la Cruz: aceptación, resignación, abrazo amoroso, motivo de gloria?
Petición:
Recordemos de modo especial a todos aquellos que viven la cruz propia con desconcierto y como un escándalo que no alcanzan a comprender y asimilar.
Alabanza: Jn 13, 31-33.
5.3. ¡Cristo ha resucitado!
Textos: Mc 16,1-20; Mt 28,1-20; Lc 24,1-53; Jn 20,1-30.
Reflexión.
Este anunció inesperado y desbordante conmovió al mundo y a la historia. Nunca se había oído un mensaje semejante ni se volverá a oír. El Dios de Jesús es un Dios de la vida y para la vida. El que ha muerto realmente en la Cruz para liberar al hombre, ha resucitado realmente, vive para siempre y no morirá jamás.
La respuesta al gran problema del hombre: su destino y su esperanza.
1) El hombre necesita siempre de la esperanza; es constitutivo de su propia naturaleza vivir animado por una esperanza capaz de dar sentido a su vida;
2) Esta esperanza se ha hecho historia en la Historia de la salvación recogida a lo largo de la Escritura: narra las maravillas de Dios con el hombre para conducirlo poco a poco a una gran esperanza;
3) Esta esperanza que Dios ofrece tiene unas características:
* Se trata de un bien, porque sólo se espera lo bueno;
* Se trata de un bien futuro, sólo se espera lo futuro;
* Se trata de un bien difícil (lo fácil se sólo se desea);
* Se trata de un bien posible (contra la desesperación);
* Se trata de un bien posible por el poder de Dios.
* La esperanza engendra alegría y gozo (1Pe 1,3ss).
La Palabra de Dios contiene y ofrece una respuesta autorizada.
1) Los discursos kerigmáticos (son seis discursos que se encuentran en el Libro de los Hechos y que recogen en sustancia la primera proclamación de los Apóstoles): que centran su atención en la Muerte y Resurrección de Jesús como acontecimiento central de la Historia de la Salvación y ofrecen la respuesta fundamental.
2) Los relatos evangélicos que lo desarrollan: Mc 16; Mt 28; Lc 24; Jn 21 y 20: que narran la comprobación de que el sepulcro estaba vacío y las apariciones del Resucitado..
3) Primera Carta de San Pedro: una homilía bautismal-pascual para alentar a los perseguidos por causa de su fe: participan en la muerte cruenta de Jesús pues pronto participarán en la Resurrección de Jesús no ya solo sacramentalmente sino también realmente.
4) Romanos 6: por el Bautismo participamos sacramentalmente en la Resurrección de Jesús.
5) 1 Corintios 15; 2 Corintios 4. La Carta a los Hebreos y el Apocalipsis que son una solemne confesión del Cristo glorioso que precede a su Iglesia peregrina y envuelta en persecuciones para que no pierda la esperanza.
Compromiso.
Petición.
Alabanza.
5.4. Lo que significó para Jesús la Resurrección.
Textos: Hch 2,29-36; 3,12-16; 5,29-33; Rm 6; Ap 1,4-8.17-18; Ef 1,3-14; Cl 1,13-23; Fl 3,7-11; 1Pe 2,1-8.
Reflexión.
La Resurrección, acontecimiento revelador de Jesús.
1) La Resurrección es un Apocalipsis: un acontecimiento que revela la identidad total de Jesús.
2) Es la maravilla de las maravillas de Dios: en ella Dios manifestó su Poder soberano e infinito mucho más que en ningún otro acontecimiento de la Historia de la Salvación.
3) La vuelta a la vida definitivamente de ese hombre llamado Jesús asegura la vuelta a la vida de toda la humanidad. Jesús Resucitado ya no muere más (Ap 1,10-20; Rm 6,3-11).
4) Por la Resurrección se hace presente y eficaz:
* Su Encarnación. La Encarnación (comunión y solidaridad menos en el pecado) se prolonga durante todos los siglos.
* Todo lo que Jesús hizo y enseñó en su vida histórica.
* La tarea evangelizadora y proclamadora: ¡ahora!.
* El acontecimiento central de la Cruz. Lo que el Padre da a la humanidad a través de Cristo en la Cruz junto con el Espíritu permanece en toda su dinamicidad por la fuerza de la Resurrección.
* La Resurrección garantiza y revela que la Cruz no fue ni una derrota ni un fracaso, sino una auténtica y completa victoria (Hb 2,9-18; 4,15-16; 5,5-10).
Por la Resurrección se revela que Jesús era un verdadero hombre y un verdadero Dios.
1) El Dios que se hace presente en Jesús y que descubrimos por su Resurrección; que estuvo presente en nuestro mundo y en nuestra historia; y que sigue actuando por la fuerza del Espíritu Santo en sus Testigos, en su Comunidad y en cada uno de sus creyentes, es un Dios cercano, para nosotros y entre nosotros.
2) La Resurrección, por tanto, es un Acontecimiento que abarca todo el Plan salvador de Dios y lo prolonga para siempre.
Jesús es el Alfa y la Omega de la historia.
1) Jesús es el Principio y el Fin de la historia. Con su Resurrección se nos revela cual fue el proyecto original de Dios para el hombre (escatología- protología). Por su Resurrección, Jesús se revela como el Centro de la historia y de la humanidad.
2) Jesús es el Señor de vivos y muertos. La Resurrección «corrió el velo o cortina» que ocultaba la verdadera identidad de Jesús durante su vida y su misión en el tierra: es el Señor, el Príncipe de la vida, el que abre el camino de la salvación, el Juez de vivos y muertos, el Salvador del mundo, la Palabra eterna de Dios y el verdadero Mesías.
Compromiso.
Petición.
Alabanza.
5.5. La Resurrección en la vida del creyente.
Textos: 2Cor 4; 1Cor 15; Rm 4,13-25; Cl 2,9-13; Ef 1,19-20; 1Pe 1, 13-25.
Reflexión.
La Resurrección de Jesús es el Acontecimiento central alrededor del cual giran todas las actitudes del creyente y de quienes deciden seguir al Maestro de un modo peculiar, más radical.
En la Resurrección se manifiesta de un modo único el Poder de Dios.
1) El creyente ante este Acontecimiento profesa un acto de fe en el Poder de Dios que es capaz de sacar vida escatológica de la misma muerte.
2) El prodigio de la Resurrección es volver a la vida al Cristo total: El y nosotros, El que es la Cabeza viva y nosotros que somos sus miembros; El que es la Cepa auténtica y nosotros que somos los sarmientos. Para Dios no hay nada imposible.
3) Dios, con su Poder, resucitó a Jesús para la vida escatológica. En esquema sintético podría resumirse así:
Resurrección
Expresión del Poder de Dios, que engendra en el hombre
F e e s p e r a n z a
(compromiso con)
Jesús Padre Espíritu segura gozosa cierta para mí
(Dios-Hombre)
4) Dios actúa siempre con poder sobre nuestras vidas (Ef 2,1-10).
La Resurrección fundamenta nuestra esperanza:
1) La persona consagrada totalmente al Evangelio necesita motivaciones radicales para seguir esperando y caminando en la vida evangélica.
2) La manifestación única y definitiva del Poder de Dios es el fundamento más fuerte y seguro de nuestra esperanza.
3) La 1Pedro es una homilía bautismal-pascual dirigida a hermanos perseguidos a muerte por su fe para alentarlos en las pruebas graves por las que están pasando. Nuestra vida es también «martirial».
La Resurrección entra en nuestra vida.
1) Cristo Resucitado entra en la existencia del discípulo a partir del Bautismo y es renovada constantemente por la fuerza permanente de la Palabra y de los sacramentos en la actualización que realiza el Espíritu Santo que es la continuidad escatológica de Jesús vivo.
2) Por tanto, el Mensaje y la realidad de la Resurrección es para nosotros (1Ts 4,13-5,11; frecuentemente en las Cartas paulinas).
La Resurrección fundamenta y urge un nuevo tipo de «comportamiento».
1) Seguir adelante: porque engendra en nosotros una nueva creación (Fl 3,7-16).
2) Posibilita el amor fraterno (actitud fundamental del creyente en Jesús) (1Jn 5,1-12; Ef 1,3-14; Cl 1,24-2,5; 2,6-15; 1Pe 2,4-10).
La Resurrección fundamenta y crea el gozo escatológico.
1) En los relatos de las apariciones del Resucitado está presente el gozo insistentemente (Mt 28,8; Lc 24,41; Jn 20,20).
2) Pablo, prisionero en Roma, escribe a los Filipenses que se alegren siempre en el Señor (4,4-7).
La Resurrección y la misión de la Iglesia.
1) Enviada por Cristo Resucitado, cuando la Iglesia anuncia el Evangelio está expresando su más profunda fe en la Resurrección (las apariciones de misión: Lc 24, 44-49; Jn 20, 21-23; Mt 28,16-20; Mc 16,9-20).
2) La misión consiste en anunciar al Cristo vivo que está presente en la historia. Es llevar adelante la causa de Jesús.
Comprobación del Acontecimiento de la Resurrección.
- ¿De qué testifican los Apóstoles?
Son Testigos de un Acontecimiento experimentado. El Crucificado se les ha manifestado realmente vivo. El que murió en la Cruz ahora vive: ha resucitado.
2) ¿Cómo llegaron los Apóstoles, a tal verificación?
* Después del hundimiento a causa de la Cruz, el Resucitado sale a su encuentro para reunirlos (un sentido de las Apariciones).
* Llegaron a la convicción profunda y firme porque se les manifestó. Esta manifestación íntima fue personal y comunitaria a la vez.
* Esta experiencia objetivo-subjetiva del grupo apostólico es confirmada por el sepulcro vacío y las apariciones (Mc 16par).
3) Reflexión final: Esperanza, amor fraterno, nuevo comportamiento, gozo y misión. He ahí algunas de las grandes realidades de la Resurrección para nosotros.
4) En adelante el hombre podrá ser feliz ya aquí en la historia, por más desconcertante y aplastante que se presente, porque se le ha dado la garantía en el Cristo resucitado realmente.
Compromiso:
¿Vivimos nuestra vida rutinaria y diaria movidos por una gran esperanza que se apoya en el poder de Dios que resucitó a Jesús? ¿Es mi experiencia religiosa verdaderamente pascual?
Petición:
Podemos recordar de un modo particular a quienes se siente sin esperanza en este mundo por la coincidencia de múltiples causas.
Alabanza
6. EL DON DEL ESPÍRITU SANTO
6.1. El Espíritu Santo en la creación de la naturaleza y del hombre.
Textos: Gn 1,1-4; 2,4-7; Is 44,24-28; Sb 13, 1-9; Jb 36,22-33; 38 y 39; Rm 2,20-23.
Reflexión.
1) «Creemos en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los profetas».
2) «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas» (Gn 1,1-2)
* Aunque la creación se realiza propiamente a través de la Palabra (Jn 1,4s), la presencia del «viento-Espíritu» está adecuadamente expresada.
* Es Espíritu es originalmente viento impetuoso, lleno de fuerza y de poder. Sentido original: viento atmosférico o respiración.
3 Toda la creación es efecto del poder de Dios a través de la Palabra y de su Espíritu. Todo es vestigio de Dios. Toda la creación refleja la sabiduría, la bondad y la belleza de Dios. La naturaleza, un libro abierto por el Espíritu para contemplar la bondad y la hermosura de Dios.
4) «Yahvé Dios formó al hombre con el polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gn 2,7):
* El hombre, imagen y semejanza de Dios, es la obra preferida por el Creador: lo modeló con cuidado como un alfarero realiza la mejor de sus obras.
* Terminado el trabajo de alfarero cuidadoso, Dios sopla sobre el rostro de la imagen de barro a través de su Espíritu y el hombre se convirtió en un ser viviente.
* Por obra del Espíritu, el hombre es un ser vivo, un ser con capacidad de conocer y amar la verdad y el bien y, sobre, todo a Dios.
* Esta es la profunda dignidad del hombre. La persona humana sujeto del más profundo respeto a su dignidad. Y el proyecto del Creador es para todos los hombres de cualquier raza, lengua, cultura o nación. Todos los hombres llevan en su intimidad el sello indeleble del Espíritu del Dios Creador.
5 La creación entera, por la presencia del Espíritu, camino y lugar de encuentro con Dios
6) Israel descubre la acción del Espíritu en la creación después del descubrimiento de su acción en la historia de la salvación.
7) El Espíritu actuando en la creación del hombre: a partir del Exilio, Israel reflexiona cómo el Espíritu está en el origen de la creación del hombre (imagen y semejanza de Dios) (Ez 37; Sal 8).
Compromiso:
Respeto sincero, profundo y universal a toda persona humana pertenezca a la nación, raza o cultura que sea.
Petición:
Por todos los más ultrajados en su dignidad de personas humanas y por los causantes de estas situaciones.
Alabanza: Salmo 104 (103).
6.2. El Espíritu de Dios, animador de la historia de la salvación.
Textos: Is 61,1-3; Jr 31,31-34; Ez 36,25-30; 37,1-14; Jl 3,1-5 (o 2,28-32)
Reflexión.
El Espíritu de Dios y el liderazgo carismático.
1) Sobreviene a un hombre y lo capacita para un tiempo.
2) Para llevar adelante la historia de la salvación. El Espíritu de Yahvé realiza esta salvación (Jueces 13).
3) El Espíritu mueve para conseguir la liberación.
4) Descripción de la presencia del Espíritu: está, penetra, reposa, llena, se halla.
El Espíritu y la profecía extática.
1) Carácter imprevisto e inquietante de la presencia del Espíritu.
2) La acción del Espíritu en estos profetas no está orientada a la transmisión de un mensaje.
El Espíritu y los profetas oradores y escritores.
1) El Espíritu y los profetas preexílicos: Los prepara para la misión. Los acompaña en la recepción de la revelación. Los acompaña en la misión para darles valor.
2) El Espíritu y los profetas postexílicos.
Se refieren con fuerza y claridad a la presencia y acción del Espíritu. El Espíritu de Dios como fuerza que sustenta la vida del pueblo elegido. Espíritu de Dios y Palabra. El Espíritu sigue hablando a través de la Palabra y sus escritos.
El Espíritu de Yahvé, y principio de vida moral.
El Espíritu es principio íntimo de vida moral: de un nuevo comportamiento del hombre frente a Dios y frente a los hermanos (Sal 51).
La promesa escatológica del Espíritu.
- El Espíritu con su acción empalma escatología y protología: que es lo mismo que decir: el proyecto original de Dios era de vida y para la vida, pero se ha malogrado en el hombre por el pecado; en el momento central de la acción salvadora de Dios el Espíritu actúa restaurando la vida (Ez 36;Jr 31,31ss;Is 59).
2) El Espíritu vendrá plena y permanentemente sobre el Mesías (Is 11 y 61).
3) También descenderá plena y permanentemente sobre la comunidad mesiánica (Jl 3,1-5; Ez 37).
4) Finalmente, sobre cada uno de los miembros (Ez 36,24-28).
Compromiso.
Petición.
Alabanza.
6.3. La promesa se hace realidad: el Espíritu y Jesús.
Textos: Lc 1,26-38; Mc 1,9-11; Jn 1,29-34; Lc 10,21-22; Jn 7,37-39; Jn 20,19-23.
Reflexión.
El Espíritu Santo en la Encarnación de Jesús (Lc 1,26-38 y Mt 1,18).
1) El Espíritu Santo actúa en María: Jesús nacido de una Virgen.
2) Se produce una «nueva creación». La concepción de Jesús es una obra del poder creador del Espíritu.
El Espíritu desciende sobre Jesús en el Bautismo:
Lo consagra para la misión salvadora a través de la Palabra y de su propia autooblación (Mc. 1,9-11; Mt 3,13-17; Lc 3,21-22; Jn 1,32ss; Isaías 11,1ss).
El Espíritu Santo «empuja» y «conduce» a Jesús:
1) Al desierto para llevar adelante la plenitud de la salvación (Mc 1,12-13; Mt 4,1-2; Lc 4,1-2)
- El Espíritu Santo «acompaña» a Jesús en su ministerio (Lc 10, 21s)
Jesús promete el Espíritu Santo en la Ultima Cena:
1) Estará y habitará en los discípulos para siempre (Jn 14,15-17).
2) Les enseñará todo lo que Jesús les ha dicho: profundizando y asimilando sus palabras (Jn 14, 25-26).
3) Acompañará y animará el testimonio de los discípulos en favor de Jesús (Jn 15, 26-27).
4) El Espíritu convencerá a los discípulos en su conciencia de que Jesús fue condenado injustamente, que el Padre la ha glorificado y exaltado como Señor (Jn 16,7-11).
5) El Espíritu dará a los discípulos la interpretación de la Muerte y la Resurrección de Jesús, conduciéndolos a la verdad completa (Jn 16,12-15).
Jesús entrega su Espíritu a la Comunidad:
1) Lo entrega en su Muerte, como Don de Dios (Jn 19,30).
2) Lo entrega después de su Resurrección, para que les acompañe en su labor de hacer presente la salvación de Dios en todo el mundo (Jn 20,22-23; Mt 28 18-20).
3) Hay que relacionar íntimamente realización escatológica de la salvación y donación plena del Espíritu (Jn 7,37-39).
4) El Acontecimiento de Pentecostés es absolutamente necesario para la salvación escatológica (Hch 2,1-13).
5) ¡Estamos en el tiempo del Espíritu!
6) El Espíritu es quien garantiza la actualidad y perennidad de la obra salvadora de Jesús.
Compromiso.
Petición.
Alabanza
6.4. El Espíritu Santo y la Comunidad cristiana.
Textos: Hch 2,1-13; Juan 14-16; Hch 2,33.
Reflexión.
1) El Espíritu desciende sobre la Comunidad el día de Pentecostés (Hch 2,1-12):
* Es la segunda parte de la promesa hecha por Dios.
* Quedaron todos llenos del Espíritu Santo.
* Todos los oímos en nuestras propias lenguas.
* Les empujó y acompañó en la misión por el mundo.
* Y lo reciben todos los que creen en Jesús (Hch 2, 37-41).
2) Acompañará a la Iglesia en su caminar durante el tiempo de su peregrinación.
3) El Espíritu Santo viene a hacer de la Iglesia y de todos sus miembros, Testigos de Jesús (Mt 19,10-12; Jn 15,26-27): «Cuando venga el Parácleto, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, el dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio».
* El contexto de Jn 15 es de misión y de persecución.
* La vida del creyente y las personas consagradas radicalmente al Evangelio es martirial.
* Se trata de una proclamación solemne acerca de Jesús que la Iglesia debe perpetuar por medio de la predicación y de su propia vida en el mundo.
* El Espíritu empuja a un testimonio abierto y universal, sin fronteras (Hch 1,8). Se trata de «ser» testigos, y luego de «dar» testimonio (Jn 13,34 y 17,20.24).
* Este testimonio de la comunidad creyente y de la comunidad de personas consagradas radicalmente al Evangelio es eficaz por sí mismo.
4) El Espíritu Santo constituye la familia de Dios alrededor de Jesús (Jn 14,16ss).
5) El Espíritu Santo enriquece a la comunidad con múltiples dones para la edificación común de todos los hermanos (1Cor 12,1-11; 1Jn 4,1-6): «A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. Porque a uno le da el Espíritu palabra de sabiduría; a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro fe, en el mismo Espíritu;… a otro profecía; a otro discernimiento. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad».
6) Con todos estos dones que distribuye entre todos como a El le place, el Espíritu:
* Certifica la conciencia de que somos hijos de Dios.
* Asegura la unanimidad en la diversidad.
* Asegura la armonía y el equilibrio en la comunidad.
* Promueve un sincero y auténtico respeto de todas las personas entre sí construyendo un mundo igual para todos.
Compromiso.
Petición.
Alabanza.
6.5. El Espíritu Santo en la vida del creyente.
Textos: Rm 8; 1Cor 2,6-16; Gl 4,1-11; Gl 5,22-26; Ef 3,14-17; 1Pe 1,10-12.
1) Sólo el Espíritu Santo puede hacernos comprender la íntima relación que existe entre nuestro «estar muriendo» y la Muerte de Jesús; nuestra profunda necesidad de vida y felicidad y la Resurrección de Jesús (2Cor 4).
2) Sólo el Espíritu Santo puede hacernos captar y experimentar la objetividad de Cristo Muerto y Resucitado.
3) La presencia del Espíritu Santo en la Comunidad eclesial y en la comunidad de personas consagradas radicalmente al Evangelio, es absolutamente necesaria para reencontrar el verdadero sentido de nuestra vida.
4) El Espíritu Santo viene a estar en nosotros, con nosotros y crear la verdadera comunión y comunidad de vida. Viene a hacernos realmente la familia de Dios (Jn 14,15-18; Rm 8,14-17.26s).
5) Pablo vive la experiencia de que a Jesús no se llega a conocer en profundidad a no ser bajo la acción del Espíritu Santo. El nos enseña a aclamarle como único Señor (1Cor 12,3; Rm 5,5).
6) El Espíritu Santo viene a ejercer su actividad docente; a conducir a la Comunidad y a cada uno de sus miembros a la verdad completa (Jn 14,26). Esta actividad se manifiesta de dos maneras:
* Enseñar: mediante los doctores y otros carismas en la Iglesia, el Espíritu actualiza y profundiza la enseñanza de Jesús.
* Recordar: un recuerdo creativo que conlleva la fidelidad y la creatividad: esta da a aquella todo su relieve. La fidelidad al Evangelio corrige a la creatividad en su tentación de desviación en el camino marcado por el mismo. La creatividad advierte que fidelidad no es sinónimo de anquilosamiento o nos- talgia del pasado. Creatividad actualizante en una atenta fidelidad a las fuentes.
7) El Espíritu nos da la libertad y la vida.
8) El Espíritu nos asegura de la filiación divina: nos hace clamar: ¡»Abbá, Padre»!. «Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que os hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos también herederos; herederos de Dios y cohe- rederos con Cristo» (Rm 8,15-17)
9) El Espíritu garantiza y asegura nuestra esperanza. «Nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, la virtud probada; la virtud probada la esperanza, y la esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,3-5; Rm 12,12).
10) El espíritu regala gratuitamente los siete dones que fortalecen y elevan el modo de vivir las virtudes del discípulos de Jesús: entendimiento, sabiduría, ciencia, consejo, fortaleza, piedad y temor de Dios (Is 11,2ss)
11) Los frutos del Espíritu Santo: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí (Gl 5, 22).
11) «El Espíritu y la Novia dicen:»¡Ven, Señor Jesús»! (Ap 22,17.20).
Compromiso.
Intercesión.
Alabanza.
7. LA PLENA GLORIFICACIÓN
7.1. La Ascensión del Señor.
Textos: Lc 24,44-53; Hch 1,6-11.
Reflexión.
1) «Exaltado a/por la derecha de Dios tomando de junto al Padre la Promesa, es decir, al Espíritu Santo prometido lo derramó tal como vosotros podéis ver y constatar (Hch 2,33).
2) «Jesús se aleja ascendiendo hacia el cielo; ellos le ven; una nube le oculta subiéndolo; no cesan de seguir mirando hasta que los ángeles les advierten».
Los datos que nos da la tradición primitiva acerca de la Ascensión:
1) Textos antiguos en los que no se hace ninguna mención explícita de la Ascensión.
En realidad suponen el acontecimiento de la Ascensión porque repiten insistentemente que Jesús está exaltado (1Ts 1,10; 1Ts 4,16; 2Ts 1,7; 1Cor 4,5; 1Ts 4,17; 2Cor 4,14; 2Cor 5,1‑10; Rm 8,34 (!); 1Cor 15,4ss; Cl 1,18-20; 3,1-4; Ef 1,3; Ef 4,8 (!); 2Tm 2,8; 2Tm 4,18; 1Tm 6,14 (!); 2Tm 2,12; 1Tm 3,16 (!); 1Pe 1,3 (!); 1Jn 2,1; St 5,7s; 1Pe 1,7; 1,13; 4,13; 5,1.4; 1Jn 2,28; 3,2; 1Pe 3,22; Ap 1, 13-20; 3,21; 5,14; 21
2) El testimonio de los Evangelios:
* Mateo: las palabras finales podían sugerir que la Ascensión había tenido ya lugar: «Jesús se acerca a ellos y les dijo así: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28, 18). «Mirad que yo estoy con vosotros cada día hasta el fin del mundo» (v.20).
* Marcos: la Ascensión está claramente enunciada en Mc 16,19: «Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el mensaje por todas partes y el Señor cooperaba confirmándolos con las señales que los acompañaban» (Mc 16,19-20).
* Juan: Junto con Lc y Hch, nos da un testimonio más explícito y formal acerca de la Ascensión.
3) El Libro de los Hechos:
* Hch 2,33-36 (Kerigma): «Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos Testigos. Exaltado así a/por la derecha de Dios, ha recibido del Padre el E. Santo que estaba prometido y lo ha derramado… Entérese bien todo Israel de que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús a quien vosotros crucificasteis».
* Hch 5,30-32 (Kerigma): El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús… La derecha de Dios lo exaltó haciéndolo Jefe y Señor».
* Hch 7,55 (Esteban): «Esteban vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios y dijo: Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
* Hch 9,3.17; 22,14; 25,16 (se aparece a Pablo glorioso en el momento de su conversión-vocación). Cf. Hch 3,20s.
Documentos que mencionan la Ascensión pero como un hecho exclusivamente teológico.
1) Referencias neotestamentarias que se preocupan de la Ascensión de una manera exclusivamente teológica, sin narrar el hecho mismo y sus circunstancias locales o cronológicas:
* Rm 10,6: No digas en tu corazón ¿quién subirá al cielo?, es decir, para hacer bajar a Cristo; o bien: ¿quién bajará al abismo?, es decir, para hacer subir a Cristo de entre los muertos».
* Ef 4,10: «Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. ¿Qué quiere decir «subió» sino que antes bajó a las regiones inferiores de la tierra? Este que «bajó» es el mismo que «subió» por encima de todos los cielos para llenarlo todo».
* 1Tm 3,16: «El ha sido manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, proclamado a los gentiles, creído en el mundo, levantado a la gloria».
* Carta a los Hebreos: supone la situación gloriosa de Cristo, Sumo Sacerdote y Mediador que antecede y preside su Comunidad como aliento y fortaleza en el debate en que se desenvuelve perseguida. Cristo está cerca del Padre (Hb 1,3; 2,7-9; 8,1; 10.12s; 12,2; Hb 4,14; 6,19; 9,24).
* 1Pe 3,22: «Pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo, que habiendo ido al cielo, está a la derecha de Dios, y le están sometidos los ángeles, las dominaciones y las potestades».
Textos que hablan de la Ascensión como de un hecho histórico y la sitúan en el tiempo y en el espacio.
1) Hch 1,9-11: Dentro del ámbito de los escritos canónicos es exclusivo de los Hechos. El único paralelo próximo es Lc 24,44-53.
2) Otros textos dan una existencia histórica a la Ascensión sin asignarle una fecha: Lc 24,5-53 (el mismo día de la Resurrección).
Lucas en Hch anota tres elementos más importantes:
* Jesús se «aparece» durante 40 días (madurez y plenitud).
* Jesús desaparece definitivamente de entre sus Discípulos de una forma sensible: «asciende».
* Descripción apocalíptica (Daniel) para significar el poder regio de Jesús: nubes como escabel del trono de Dios.
3) Juan no se preocupa en describir la Ascensión como un acontecimiento presenciado por los Discípulos (20,17-19). Jn 20,19ss: Cruz – Resurrección – Ascensión – Pentecostés.
4) Pero lo más importante es la referencia a la misión y al don del Espíritu Santo (Jn).
5) Mateo relaciona la misión con «los plenos poderes» que Jesús ha recibido «en el cielo y sobre la tierra» (28,18ss).
6) Con la Resurrección y la Ascensión, descubrimos la auténtica realidad de Jesús y sus poderes funcionales para la Salvación.
7) La Ascensión significa y garantiza la perpetua presencia de Jesús entre los suyos.
Compromiso.
Petición.
Alabanza.
7.2. La Asunción y Coronación de María.
Textos: Ap 12.
Reflexión.
La Asunción y la coronación de la Virgen María significa la plena glorificación de una pura criatura, elegida para una gran misión en favor de los hombres siempre en estrecha colaboración con Jesús del que fue una perfecta discípula además de ser su Madre. Este acontecimiento significa que el discípulo de Jesús puede dirigir la mirada lleno de esperanza en esta mujer que consigue la meta final de una vida fiel a la misión encomendada.
La contemplación de la Asunción de María podríamos realizarla utilizando la imagen geométrica del triángulo:
Dios
María Iglesia.
1) Dios (o la Trinidad) en sus designios decide conceder a María el privilegio de la Asunción en cuerpo y alma a los cielos. Que para nosotros es una verdad infalible y muy importante para la historia de la salvación. María, terminado el curso de su vida terrena, ha sido asunta al cielo y plenamente glorificada por el poder soberano de Dios.
2) María:
* La Asunción significa para ella la posesión plena de la vida eterna en cuerpo y alma (la totalidad de su ser humano). Ha participado ya plenamente de la gloria como su Hijo.
* Significa igualmente el final humano de una vida conducida por el Espíritu y respondida en plena fidelidad. La meta final de un sí mantenido contra todas las tentaciones y pruebas.
3) La Iglesia:
* Se alegra con el final glorioso en la vida para siempre de María que es su Madre.
. Es afianzada en su esperanza porque ese final es también su destino. María es la esperanza de la Iglesia y de la humanidad.
4) La coronación de María: «Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12,1-2):
* María ha sido coronada como Reina Madre en el reino de su Hijo Rey del universo que comienza ya en la historia y se prolonga en la eternidad.
* María es Reina del universo y de toda la humanidad: con especial preferencia por los débiles, los que sufren, los que pasan por la experiencia del desamparo.
* Lo es especialmente de los discípulos de Jesús que participan de la liberación realizada por él. El reino en el que María es Reina es un reino de los hijos de Dios. Y entre los discípulos de su Hijo, cuida con especial solicitud de aquellos que consagran su vida totalmente al servicio de Dios y de los her- manos de múltiples maneras: ministerio, consagración religiosa, misión, presencia comprometida entre los pobres.
Compromiso.
Petición.
Alabanza.
7.3. La perpetua presencia de Cristo y su vuelta gloriosa.
Textos: Mt 25, 31-46; Mt 28,18-20; Jn 14,18-29; Jn 17, 24-24; Rm 8, 14-27; 1Ts 4, 13-18; 5,1-11; 1Cor 15,50-58; Ap 21 y 22.
Reflexión.
Presencia perpetua de Cristo entre lo suyos.
1) Jesús mismo afirmó y prometió a sus discípulos: «he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
2) Y en la Ultima Cena: «No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros… vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,18.23).
3) Jesús se hace presente en los creyentes y en medio de su comunidad:
* En los Sacramentos, especialmente en el de la Eucaristía. Este Sacramento actualiza todo lo que Jesús es, porque es un «memorial»: actualización viva y presencialización del acontecimiento salvador. Jesús mismo nos dijo: «El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí» (Jn 6,56-57).
* En la Palabra: «El que permanece en Mí y yo en él, ése da mucho fruto… Si permanecéis en Mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,5.7).
* En los hermanos: «Yo soy Jesús a quien tú persigues» (Hch 9,5). «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado» (Mc 9,37).
* En la comunidad: «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20).
* En todos los acontecimientos y en los que sufren: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40)
* En la oración íntima o compartida comunitariamente.
La Vuelta gloriosa de Cristo y el encuentro definitivo con El: la gloria para siempre.
1) «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Éste que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo (Hch 1,11; Jn 17).
2) «Verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo» (Mc 3,26-27; Rm 8,14-27).
3) «Veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo» (Mc 14,62).
4) Efesios 2,4-6: «con Cristo nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos, en Cristo Jesús» (cf 1Pe 1,3-6; Ap 22, 16-20).
Compromiso.
Petición.
Alabanza.