4º Domingo de Pascua, Ciclo A

Este domingo en el que la liturgia nos presenta a Jesus como buen pastor, se celebra también, la jornada mundial de oración por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y misionera y al matrimonio cristiano.

El Evangelio nos presenta un bello icono: el del buen pastor.

San Juan, en el Evangelio describe a Jesús como el pastor que mantiene una relación tan estrecha con el rebaño, que nadie podrá arrebatarlo de su mano. Y a su vez, las ovejas están tan unidas a él, que poseen su misma vida. Ello se manifiesta a través de la escucha y el seguimiento: «las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.»
la escucha de su Palabra, es la que hace posible y alimenta la fe. Y es esa escucha atenta la que nos permite en todo momento ver y hacer lo que es conforme a su querer, de manera que al escuchar las palabras de Jesús: «yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia», descubramos que Dios sostiene y defiende la vida incluso en los momentos más adversos, es alguien que da fuerzas para comenzar siempre de nuevo y alguien que alimenta en nosotros una esperanza indestructible.

De la escucha atenta, deriva también el seguimiento, pues como nos decía el Apóstol San Pedro, en la segunda lectura, se actúa como discípulo cuando se ha acogido interiormente las enseñanzas del maestro, para vivirlas, pues: «con sus heridas, fuimos curados».

Pero no podemos olvidar que las vocaciones, surgen en medio de ambientes familiares sanos y fortalecidos por la fe, pues solo así uno puede salir de la propia voluntad cerrada en sí misma y centrada en la propia autorrealización, para poder sumergirse en otra voluntad, como es la de Dios y dejarse guiar por ella.

Necesitamos escuchar la voz del Señor en medio de tantas voces, no solo para tener vocaciones, sino para ser fieles a la llamada de Dios que nos hace por medio de Jesucristo, buen pastor, de manera que todos podamos alimentarnos de él en los sacramentos y vivir en la alegría del que venciendo la muerte ha resucitado y nos llama a vivir una vida nueva mediante la renovación de nuestro bautismo en el nombre del Señor Jesus, por medio de la reconciliación y así podamos vivir como aquellos que le reconocen como Señor y como Mesías, tal y como nos recordaba la primera lectura de los Hechos de  los apóstoles.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s